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Adentrarse en las Grutas de Mogao sin pisar el desierto de Gobi
Los visitantes pueden acceder ahora de manera virtual a la Cueva de la Biblioteca. Allí se encuentra la escultura del monje Hongbian, que se piensa era su dueño a finales del siglo IX.

Adentrarse en las Grutas de Mogao sin pisar el desierto de Gobi

Gracias a la tecnología digital, las cuevas de los mil budas de Dunhuang pueden visitarse hoy de forma virtual. Una ocasión única para descubrir de cerca este tesoro de la humanidad
FANG AIQING - 25 May 2023 18:23

Durante más de un siglo, la Cueva de la Biblioteca de Dunhuang ha sido famosa por su extraordinaria colección de documentos, arte y reliquias, pero también por su ajetreada historia. Descubierta en 1900, se encuentra en las Grutas de Mogao, en la provincia de Gansu, al noroeste de China, y también se la conoce como Cueva 17.

Son incontables los curiosos que, fascinados por su pasado legendario, han querido visitar esta gruta y admirar en persona la grandeza de sus frescos. Sin embargo, el duro viaje que supone acudir hasta este punto aislado del desierto de Gobi ha disuadido a muchos. Además, el número de visitantes que puede acceder a su interior está limitado para garantizar su conservación.

Dada la situación, la Academia de Dunhuang lanzó el pasado 18 de abril la versión digital de la Cueva de la Biblioteca. Este trabajo, que ha realizado junto con la compañía tecnológica Tencent, se suma a otras iniciativas que permiten al público admirar esta antigua maravilla de forma virtual.

Sirviéndose de tecnología y narrativas propias de los videojuegos, la cueva digital proporciona una experiencia inmersiva e interactiva. No solo es posible contemplar la gruta en toda su dimensión física, sino también asistir a la recreación de diversas escenas históricas, elaboradas gracias al trabajo conjunto de historiadores e ingenieros.  

La versión digital de la Cueva de la Biblioteca recrea el paisaje donde se enclavan las Grutas de Mogao, un barranco de 1.600 metros de longitud en la provincia de Gansu. CEDIDA A CHINA DAILY

“Este proyecto ha permitido que los vestigios del pasado cobren vida a través de nuevas vías de expresión”, afirma Su Bomin, director de la Academia de Dunhuang. “Hace que el público pueda conocer el valor de las reliquias de forma más accesible, en especial las generaciones más jóvenes”.

Descubiertas por accidente y expoliadas después

Hace 123 años, el sacerdote taoísta Wang Yuanlu descubrió accidentalmente la Cueva de la Biblioteca y abrió la puerta del tesoro, que se encontraba enterrado en la arena. Entre otros artilugios, se hallaron más de 60.000 manuscritos budistas, documentos de tipo gubernamental y relacionados con la economía social, pinturas en seda, bordados y objetos sagrados. Habían permanecido sin ver la luz durante casi 1.000 años.

En aquella cámara cuadrada, de 2,6 metros de largo y ancho por 3 metros de altura, se apilaban desde el suelo hasta el techo hileras de pergaminos elaborados del siglo IV al XI. La Cueva de la Biblioteca no solo se considera uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX, sino uno de los cuatro principales que se han realizado de documentos chinos antiguos.

Sin embargo, la mayoría de aquellos valiosos objetos fueron trasladados al extranjero y se conservan en museos de Londres, París, Tokio y San Petersburgo.

Un viaje en el tiempo

Una escultura policromada de Hongbian preside hoy la Cueva 17. Era el jefe de los monjes y tenía influencia política en la época en la que se construyó la gruta, a mediados del siglo IX. Se cree que era el dueño de la cueva y en la actualidad continúa meditando allí, sentado sobre su lecho de tierra. 

En el mural que se alza detrás de él hay dos árboles Bodhi, la especie que se vincula con las meditaciones de Buda. De sus ramas cuelga una bolsa de tela y un recipiente con agua. Junto a ellos aparece pintada una monja budista que lleva un abanico de seda en las manos. También una discípula vestida de hombre que porta un cetro y un trozo de tela. Otra de las paredes, la oeste, alberga inscripciones que relatan episodios de la vida de Hongbian.

La escultura, que se ha tomado como una representación realista de Hongbian, se encontró originalmente en la Cueva 362, casi tres pisos por encima de la Cueva 17. Cuando, durante la década de 1960, el primer director de la Academia de Dunhuang, Chang Shuhong (1904-1994), sugirió trasladarla a su actual emplazamiento, se descubrió que encajaba perfectamente en el nuevo lugar. Al parecer, la escultura estaba inicialmente en la Cueva de la Biblioteca, pero en algún momento posterior debió de trasladarse a otra para hacer hueco a los pergaminos. 

Hoy, el recorrido digital permite visitar la Cueva 17 tal y como estaba cuando se desenterró, con todos sus tesoros, y también como puede verse hoy.

Como si estuvieran dentro de un juego, los visitantes virtuales se convierten en exploradores que viajan en el tiempo, participan y asisten al transcurso del milenio. A través de la pantalla pueden contemplar la construcción de la gruta, su sellado o su redescubrimiento, pero también ver cómo se perdieron y dispersaron las reliquias que había en su interior o cómo se han reagrupado de manera virtual. 

La Academia de Dunhuang y la compañía Tencent han anunciado que la versión digital de la Cueva de la Biblioteca estará disponible en otros idiomas aparte del chino, entre ellos inglés, japonés y coreano,  como parte de las celebraciones del décimo aniversario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Después de todo, Dunhuang se encuentra en el Corredor de Hexi, la principal arteria de la antigua Ruta de la Seda, y fue un cruce de caminos clave para el intercambio comercial, religioso y cultural.