Zheng Bowen, conocido por el público como Xiao Mai, empezó a hacer monólogos en 2019, cuando este género todavía luchaba por cosechar seguidores en el ámbito local. Creció en Harbin, capital provincial de Heilongjiang, y empezó su carrera en la stand-up comedy en esta ciudad, al participar en una actuación tras graduarse en la universidad, donde estudió arte y diseño.
Estos espectáculos, que hace dos años solían realizarse en clubs o librerías y apenas contaban con un público de 20 o 30 personas, según Zheng, son ahora mucho más conocidos en Harbin, donde existen diversos locales dispuestos a acogerlos. “Además de hacerme feliz, ser monologuista me permite pensar”, explica. “A la gente no le suele gustar estrujarse la cabeza, pero para hacer un guion hay que leer mucho y aprender a expresar tus puntos de vista. Es una forma de encontrarte a ti mismo”, declara.
Un género en expansión
La stand-up comedy nació en Inglaterra en el siglo XVIII, pero floreció en Estados Unidos en el XX con el surgimiento de la radio. Al principio solo la ejercían quienes querían compartir sus opiniones y los oyentes no participaban. A partir de mediados de la década de 1930, la oferta se diversificó. El público en la actualidad forma parte del espectáculo y los monologuistas abordan sobre todo cuestiones sociales.
En China, la stand-up comedy llegó de la mano de ’80s Talkshow, un programa de variedades que se emitió en televisión en 2012. Allí se analizaba la vida de los jóvenes chinos y se comparaba con la de sus contrapartes en Estados Unidos.
En 2017, Shanghai Xiaoguo Culture Media, firma creada en 2014 y líder nacional del género, lanzó Rock & Roast en Tencent Video. El programa, que fue conquistando a las audiencias chinas y promovió el desarrollo del formato en el país, propició el auge de los monologuistas y multiplicó los espectáculos en vivo. Hoy muchos jóvenes acuden a ellos para escuchar las historias de los cómicos y relajarse después del trabajo. Conseguir entradas no es tarea fácil. La demanda es tal que suelen agotarse.