En una época en la que resulta tan sencillo visitar museos y galerías de forma virtual, cualquiera podría pensar que la asistencia a los centros de arte está disminuyendo. En China, sin embargo, parece que eso no sucede.
De media, durante los últimos cinco años se ha abierto en el país un nuevo museo cada dos días, algo que confirma el extraordinario interés de su población por la cultura. Además, en paralelo se investigan constantemente nuevas formas de exponer y presentar las piezas, algo que desmonta las ideas preconcebidas que puede tener la sociedad respecto al patrimonio cultural. “Los vestigios, portadores de nuestra historia y del espíritu nacional, demuestran lo brillante que fue la civilización china”, afirma Guan Qiang, subdirector de la Administración Nacional de Patrimonio Cultural.
Acceso gratuito
El año pasado, los museos del país asiático recibieron más de 1.200 millones de visitantes, un 75% más que en 2015. No obstante, el interés que demuestran los chinos por contemplar las piezas museísticas en directo no ha impedido que se lleven a cabo grandes exposiciones multimedia, que continúan atrayendo a millones de espectadores en Internet. Maestros de la Ciudad Prohibida, un documental web de 2016 sobre la restauración de las piezas del Museo del Palacio de Beijing, es una de las más destacadas. Grandes tesoros de la nación, un programa televisivo de variedades de 2017 que repasaba las colecciones de los principales museos chinos de la mano de celebridades de primer nivel, fue un éxito. También la serie de cortometrajes divulgativos Cada tesoro cuenta una historia, de 2018, que apostó por una clave narrativa alegre y se difundió por Internet.
Un ambicioso plan cultural
Para He Yun’ao, profesor de historia de la Universidad de Nanjing, el hecho de que el acceso a los museos sea gratuito ha sido fundamental para su éxito. “El creciente interés de la gente por visitar estas instituciones en los últimos años se ha producido gracias al apoyo del Gobierno y a las grandes campañas de publicidad que han diseñado los museos”, asegura.
Pan Shouyong, profesor de museología en la Universidad de Shanghai, recuerda que la construcción de este tipo de centros se está integrando de forma gradual en el conjunto de la planificación urbanística, como demuestra el Museo Marítimo Nacional de China, que se inauguró el año pasado en la Nueva Área de Binhai de Tianjin. Por otro lado, se han aprobado los proyectos de las nuevas sedes del Museo de Shanghai y del Museo de Historia de Shaanxi, en Xi’an, que figurarán entre los más grandes de China a nivel provincial. Además, en un futuro próximo, los nuevos barrios de estas dos ciudades contemplan la construcción de otros dos centros de este tipo, cada uno de ellos con más de 100.000 metros cuadrados. Sin embargo, Pan afirma que el ambicioso plan de China de desarrollo museístico va más allá de mejorar infraestructuras. “Al público no le basta solo con visitar estos lugares, sino que quiere utilizar sus recursos”, subraya. “Se están convirtiendo en lugares que ofrecen servicios culturales completos”.
El año pasado, los museos chinos acogieron 330.000 programas de educación pública. Además, según Chen Xingcan, director del Instituto Arqueológico de la Academia de Ciencias Sociales de China, “los estudios interdisciplinares y las nuevas tecnologías de los laboratorios están permitiendo comprender mejor los orígenes de la civilización china”. En 2018, la Administración Nacional de Patrimonio Cultural lanzó un programa de arqueología nacional destinado a investigar las primeras etapas de la historia del país, que se ha aplicado recientemente en el yacimiento de Erlitou, en la provincia de Henan. Se cree que allí se encontraba la antigua capital de la dinastía Xia (siglos XXI-XVI a.C.) y el público está entusiasmado con los últimos descubrimientos. El pasado octubre abrió un museo en las inmediaciones y recibió 270.000 visitantes solo durante el primer mes.