Como demuestra la lista de los 10 principales descubrimientos arqueológicos de China de 2024, que se dio a conocer el 24 de abril en Beijing, los últimos hallazgos continúan arrojando luz sobre la civilización china y sobre el proceso mediante el que acabó transformándose en un país unido con diversas etnias. Pese a que muchos de los asentamientos que figuran en la clasificación se descubrieron hace décadas y sus excavaciones llevan mucho tiempo en activo, nuevas aportaciones los han vuelto a poner de actualidad.
La capital del clan Zhou, en toda su dimensión
Tal es el caso del yacimiento de Zhouyuan, en Baoji, provincia de Shaanxi, que tiene más de 3.000 años de antigüedad y se encuentra entre los más destacados de la lista. Pese a que las excavaciones comenzaron allí en 1976 y desde entonces se han encontrado numerosos restos valiosos, hasta ahora la dispersión de las piezas impedía comprender el lugar en su conjunto. Los investigadores han descubierto, sin embargo, que Zhouyuan era ya la capital del clan Zhou antes de que este derrocara a la dinastía Shang (siglos XVI-XI a. C.) y estableciera la dinastía Zhou Occidental (siglo XI-771 a. C.).
Los arqueólogos también han logrado aclarar cómo era la distribución de este asentamiento durante el período Zhou Occidental, cuando había tres niveles de murallas. Los grandes edificios que se encontraban dispersos, los sótanos donde se almacenaban vasijas de bronce y las tumbas que se habían descubierto previamente pueden ahora inscribirse en el contexto de la ciudad y entenderse mejor.
“Se trata de uno de los descubrimientos sobre la dinastía Zhou Occidental más importantes de la arqueología china”, asegura Wang Wei, experimentado arqueólogo de la Academia de Ciencias Sociales de China.
Desde hace tiempo, los arqueólogos consideran que el período de las dinastías Xia (siglos XXI- XVI a. C.), Shang y Zhou (siglo XI-256 a. C.) es clave para analizar las etapas embrionarias de China. Según indica Lei Xingshan, profesor de arqueología de la Universidad Unión de Pekín, los descubrimientos relativos a este período se ven como símbolos de la cultura china y ofrecen información esencial para comprender su civilización moderna.
Liulihe, más extensa de lo que se pensaba
El yacimiento de Liulihe, que se encuentra en el distrito de Fangshan, en Beijing, ha permitido por otro lado profundizar en lo que ya se sabía sobre Yan, un estado vasallo de la dinastía Zhou Occidental. Hace poco, los investigadores descubrieron que la ciudad de Liulihe tenía una doble muralla, lo que hizo que la superficie de estudio contemplada por las excavaciones pasara de 600.000 metros cuadrados a un millón. Además, Lei recalca que el trazado de esta urbe es similar al del centro político de la dinastía Zhou Occidental que se encuentra en el yacimiento de Zhouyuan.
Por otro lado, el análisis del ADN de los huesos humanos que se han hallado en Liulihe ayuda a trazar árboles genealógicos, lo que supone grandes avances a la hora de estudiar cómo eran las antiguas relaciones familiares y las estructuras sociales, explica Lei.
Hay, además, nuevas pistas que ayudan a esclarecer el origen de la civilización china. Algunas proceden del condado de Lintao, provincia de Gansu, donde se encuentra el yacimiento arqueológico de Siwa. A pesar de que las excavaciones empezaron en este lugar en 1945, recientemente se han encontrado restos que aclaran el papel que jugó hace 5.000 años el tramo superior del río Amarillo en este proceso histórico.
Un gran reconocimiento para la profesión
“Los nuevos hallazgos que reconocemos en esta ocasión son, en realidad, producto de un largo trabajo arqueológico”, puntualiza Chen Xingcan, investigador del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias Sociales de China.
“Las últimas propuestas de la arqueología, como priorizar la elaboración de planos claros de los asentamientos humanos, ayudan a resolver enigmas de yacimientos que se descubrieron hace mucho tiempo y proporcionan información novedosa”, añade.
Figurar en la lista de los descubrimientos del año, que se publica cada primavera con la autorización de la Administración Nacional de Patrimonio Cultural, es uno de los máximos reconocimientos que puede recibir un arqueólogo en el país.