Zhou Zhiluo tiene 25 años y casi todos los días se viste de forma similar a como lo hacían los chinos de la etnia Han hace tres milenios: Falda interior, túnica hasta el tobillo amarrada por un cinturón, mangas anchas y un recogido natural en el pelo. “Me siento yo misma llevando hanfu”, afirma refiriéndose a este traje tradicional que dejó de usarse con la dinastía Qing (1644-1911) y que ahora se ha puesto de moda entre los jóvenes.
“Me llena de orgullo que nosotros, los Han, tengamos ropas tradicionales tan hermosas”, afirma esta joven de la provincia de Henan, que lleva seis años optando por este estilo y guarda más de 200 modelos en su armario. Reivindicar el hanfu y rescatar la cultura que lo rodea se ha convertido en una práctica cada vez más popular en China, en especial para las nuevas generaciones.

Las ventas de estos trajes han aumentado un 92% desde 2017 y la mayoría de las compras proceden de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan. Mo Li, presidente de la Asociación de Hanfu de Sichuan, explica que el resurgimiento arrancó en 2005 al hilo de un debate online: si Japón tiene su kimono; Corea del Sur, su hanbok,y otros grupos étnicos chinos, su vestimenta folclórica, ¿por qué los chinos de la etnia Han de hoy en día no tienen ni idea de cómo representar su herencia cultural a través de la ropa?
“La gente empezó a buscar en los libros de historia y a investigar cómo vestían los chinos de la etnia Han”, detalla Mo. “Descubrieron que había un traje tradicional que se remonta a miles de años atrás, pero que desapareció cuando los manchúes llegaron al poder a mediados del siglo XVII”.
Más allá del 'qipao'
La confirmación de la existencia del hanfu dio paso a un movimiento de recuperación. Muchos entusiastas crearon grupos en Internet para promover la cultura Han. También organizan eventos offline dedicados a mostrar la belleza de la ropa y sus conexiones culturales. “Muchos chinos no conocían este traje ni su historia y optaban por otros vestidos tradicionales, como el qipao”, afirma Mo, que recalca que esto ha cambiado. Ahora cuenta con muchos seguidores y se ha difundido su significado.
Según un informe de Hanfu Information, un proveedor de datos para el sector, el año pasado el hanfu sumaba más de 2 millones de admiradores en China. La edad media de este grupo rondaba los 21 años y el 88% eran mujeres.

Para Coco Wu, consultora de estrategia cultural en la empresa de investigación de mercados Kantar Worldpanel, el fenómeno se debe en parte a la creciente confianza de la población en su propia cultura, algo propiciado por el crecimiento económico y los continuos esfuerzos gubernamentales por impulsar el desarrollo de este aspecto en los últimos años. “Hace que las personas estén más dispuestas a investigar sus raíces. Para muchos, el hanfu es como un icono cultural”.
Para disfrazarse y también para trabajar
Además, el hanfu es tan distinto a la ropa moderna que para muchos se convierte en una opción ideal para el cosplay o el disfraz. Enfundarse una de estas indumentarias puede ofrecer experiencias novedosas a quien la lleva y hacer que se sienta como si estuviera viajando en el tiempo. “Ahora es común ver a jóvenes vestidos así en lugares históricos y parques antiguos”, cuenta Wu, quien recuerda que son ellos quienes están impulsando el resurgimiento. “Para ellos, usar hanfu puede estar más de moda que las marcas de lujo de cualquier parte del mundo. Satisface su necesidad de novedades y de exhibir su personalidad”.
Los vídeos cortos que circulan por la Red también han ayudado. En ellos aparecen personas que usan hanfu para hacer actividades cotidianas, como patinar, bailar hip-hop, trabajar en una fábrica o comerse una fondue china. Los que hay colgados en la plataforma Douyin, conocida como TikTok fuera de China, han recibido más de 10,8 millones de clics. Hoy en día conviven dos tipos de trajes: el que está cortado estrictamente por el patrón tradicional, que se reserva para ocasiones especiales; y el actualizado, que se inspira en el original pero incluye elementos modernos y detalles de estilo occidental. Dependiendo del modelo, hacerse con un hanfu puede costar desde unas decenas de euros hasta varios miles.