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Creaciones salvajes
La representación de la belleza natural del planeta forma parte del corazón de las obras de Zhou.

Creaciones salvajes

El pintor Zhou Changxin no teme arriesgar su vida en busca de los lugares más bellos del país para representarlos en un lienzo in situ
19 Jun 2018 9:15

Zhou Changxin viaja a los lugares más bellos y salvajes de China para representarlos en un lienzo. Lo hace en un camión repleto de material de pintura. En las últimas dos décadas Zhou ha atravesado los cientos de condados que forman el país. El artista de 45 años ha visitado las cumbres nevadas de la región autónoma del Tíbet, las terrazas de arroz de la provincia de Yunnan y las dunas de la región autónoma de Mongolia Interior. Cuenta que su misión es "representar la belleza del planeta".

La muestra más reciente de Zhou se expone en el Museo Nacional de China en Beijing. Consta de 113 pinturas al óleo, en su mayoría paisajes. "Espero que cuando los asistentes contemplen mis obras puedan respirar el aire puro y sientan la brisa y el sol en la cara de igual manera que yo lo hago cuando pinto en medio de la naturaleza", afirma Zhou en su estudio de Beijing. Su largo viaje y el número de horas a la intemperie han hecho que vuelva más delgado y bronceado.

“Zhou conduce largas horas hasta que encuentra el escenario ideal. Suele terminar los trabajos en el sitio, muchas veces pinta en el desierto y es extremadamente diligente”, dice su viejo amigo Xu Hang. “Una vez estuvo horas pintando a temperaturas bajo cero en una montaña nevada en el Tíbet”, cuenta Xu.

Desde que el artista visitó el Tíbet en 1995 su obra ha girado en torno a paisajes. Zhou describe esta región autónoma como una zona de "montañas y lagos sagrados". Cuenta que hasta las flores allí son impolutas. Du Dakai, pintor de murales y maestro de Zhou, dice que disfruta de las vivas flores que pinta su pupilo. La representación de lo salvaje es lo que le ha hecho famoso.

Zhou no teme arriesgar su vida. Cinco veces ha visitado el Tíbet. En uno de esos viajes se perdió. Acabó en tierra de nadie, en una zona que ni siquiera los lugareños se atreven a pisar. Pero gracias a esta involuntaria aventura que duró dos semanas produjo un centenar de obras.

Una obra del pintor Zhou Changxin. CEDIDA A CHINA DAILY

Con frecuencia se expone a tormentas, deslizamientos de tierra y tornados. "Me siento como un yak", bromea Zhou, que ha pintado por encima de los 5.600 metros (la mayoría de personas sufre mal de altura  a esta altitud). "Estoy acostumbrado. Me brota una vitalidad especial cuando descubro flores en estos lugares”.

Su destino favorito de China es Yunnan. Durante los últimos trece años ha visitado con regularidad esta provincia. Zhou está familiarizado con la historias, cultura y geografía de cada uno de sus condados. "Es el mejor lugar para crear", dice.

Su estilo combina aceites con pintura a tinta xieyi, una técnica a mano alzada que retrata el espíritu, en lugar de los detalles, de un sujeto. Es ideal para representar los coloridos paisajes de Yunnan y los trajes tradicionales. El año pasado Zhou colaboró con la Universidad de Yunnan para fundar una escuela dedicada al arte étnico. Desde entonces, ha pasado mucho tiempo en la capital provincial, Kunming, para desarrollar la escuela. Cada año se hace 10.000 kilómetros en coche para encontrarse con la naturaleza. Uno de los lugares a los que va es la cordillera de Meili, en la frontera de Yunnan y el Tíbet, donde trabaja desde las 5 hasta las 20.

Le gusta esperar a que cambie el clima para reproducir las escenas ideales. "Es como una modelo que posa para mí. Tengo la suerte de vivir estos momentos tan particulares". Zhou planea viajar a Estados Unidos en septiembre en busca de nuevas vistas.