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Cuidados  para todo  un ejército
La fosa nº 1 del Ejército de Terracota está dentro del Museo del Yacimiento del Mausoleo del Emperador Qinshihuang, en Xi’an, provincia de Shaanxi.

Cuidados para todo un ejército

Los especialistas restauran con paciencia y delicadeza los Guerreros de Terracota de Xi’an sin realizar intervenciones invasivas
XIN WEN - 14 Dic 2020 9:13

Han pasado más de 2.000 años y todavía se puede apreciar el enorme talento que hay volcado en estas figuras”, comenta Lan Desheng. Lo dice tras recoger un fragmento de arcilla, examinarlo y colocarlo en la espalda de un guerrero que lleva armadura y moño. Lan, conservador y restaurador de 52 años, forma parte del equipo de especialistas que reconstruye el Ejército de Terracota, descubierto en marzo de 1974 por unos lugareños en Xi’an, provincia de Shaanxi. El espectacular conjunto forma parte del mausoleo del primer emperador de la dinastía Qin (221-206 a.C.) y los expertos se han propuesto devolverle su apariencia original realizando la mínima intervención posible.

Más de 20 siglos bajo tierra

Los primeros auxilios son clave. Un grupo de 15 personas trabaja día y noche en las fosas de la tumba donde se encontraron los vestigios. En la esquina de cada una de ellas hay una mesa donde los restauradores, vestidos de uniforme, van colocando diferentes herramientas. 

Wang Chunyan, investigadora del Museo del Yacimiento del Mausoleo del Emperador Qinshihuang, es la responsable de proteger los restos in situ. A finales de septiembre, mientras realizaba una inspección rutinaria en la fosa nº1, se fijó en la cabeza de una de las figuras. Aunque llevaban cuatro meses limpiándola, “todavía quedaba algo de suciedad en la ceja derecha”, precisa.  

Lan Desheng es uno de los expertos que restauran los Guerreros de Terracota. Sobre estas líneas, pintando la cabeza de una escultura. ZHANG TIANZHU / PARA CHINA DAILY

Los Guerreros de Terracota tienen una capa de barniz y, cuando se desentierran, esta se deforma y se encoje muy rápidamente debido al cambio brusco de humedad y temperatura. También la pintura desaparece a toda velocidad. Por esta razón, Wang explica que “los mayores esfuerzos que se hacen para proteger las figuras se dirigen a conservar el barniz y la pintura”. 

Con personalidad propia

Desde que unos habitantes del distrito de Lintong de Xi’an encontraron los restos en 1974, tres excavaciones arqueológicas han trabajado en estas figuras encargadas por el emperador Qin. 

La primera de ellas duró más de seis años. La segunda arrancó en 1985, pero se detuvo de forma repentina porque en aquellos años los métodos que existían para proteger la pintura de los guerreros eran muy limitados. La excavación más reciente empezó en 2009, cuando la Administración Nacional de Patrimonio Cultural de China aprobó la reanudación de las obras en una sección de la fosa nº 1. Lan Desheng fue uno de los responsables de esta reactivación, algo que supuso un punto de inflexión en su carrera.

Previamente, tan solo había restaurado uno o dos Guerreros de Terracota por año, ya que cada figura exige paciencia y cuidado infinitos. Desde que se volvió a poner en marcha la excavación, ya ha trabajado en fragmentos de arcilla de más de 150 guerreros. Poco a poco, ha ido conociendo las diferencias que presenta cada uno. 

Los restauradores Wang Dongfeng (izquierda) y Lan Desheng (derecha), trabajando. ZHANG TIANZHU / PARA CHINA DAILY

“Están policromados y llevan grabados los nombres de los artesanos que los esculpieron, aunque pueden ser difíciles de encontrar”, señala Lan, que destaca su buen estado de conservación. “Si miras las figuras de cerca, es posible ver también huellas dactilares, rastros de cabello o la forma completa de las manos de los escultores, impresa en la arcilla después de que la golpearan con fuerza para darle forma”, detalla. 

Aunque la tecnología usada en restauración ha evolucionado a través de los años, los métodos esenciales apenas han cambiado. Después de recolectar los fragmentos de los guerreros y de los caballos, y antes de aplicar pegamento, los expertos tratan de unir las piezas y reconstruir el puzle. A lo largo de las décadas, los especialistas se han acostumbrado a que se produzcan retrasos y han aprendido que casi nada en su trabajo puede hacerse con prisa. En todo este tiempo, las fosas han sufrido incendios, derrumbes e inundaciones y a veces los expertos no han podido reconstruir por completo las figuras. Para plantar cara al Ejército de Terracota, la paciencia es fundamental. 

Con información de Jian Min