La seda, la mayor aportación de la antigua China, ha pasado de generación en generación durante 5.000 años. "Para proteger las reliquias, hemos de adoptar las nuevas formas de abastecimiento y uso", afirma Zhao Feng, director del Museo Nacional de la Seda en Hangzhou, provincia de Zhejiang.
Zhao ha estudiado la seda durante casi 40 años. Con cualquier descubrimiento, sin importar lo trivial que sea, se emociona. En 2013, se embarcó con un equipo de académicos de una decena de universidades en un proyecto para recabar patrones de seda. El resultado se reunió en los 10 volúmenes de Ornamental Patterns from Ancient Chinese Textiles, publicado por Zhejiang University Press y que se presentó en la Feria Internacional del Libro de Beijing del 22 al 26 de agosto. "Acudimos a las piezas originales para elegir los patrones más representativos de la historia”, afirma Zhao.
La serie combina anécdotas con explicaciones sobre el origen de las piezas de seda. "La tecnología y la interpretación de expertos de primer nivel hace que la belleza del antiguo diseño de la seda brille. La obra reúne y explica procesos creativos como el tejido, la impresión, el teñido y el bordado", cuentan los editores.
Los 10 volúmenes abarcan desde los bordados de la dinastía Han del Oeste (206 a. C. - 24 a. C.) a los de la Yuan (1271-1368). En ellos se representan sedan trenzadas de un solo color, policromadas, terciopelos, alfombras y aparecen muestras enmarcadas.
Yang Zhishui, un experto en cultura, afirma que la serie constituye una gran base de datos desde varias perspectivas. Ofrece no solo historia de la seda y las artes, sino también información sobre la antigua sociedad y la literatura china.
Los libros relatan cómo las dinastías Qin y Han valoraban el taoísmo. En los patrones aparecen nubes con forma de animal e imágenes occidentales como pavos reales, elefantes y camellos comenzaron a aparecer en la seda china entre el siglo V y el IX.
"Los patrones viajan, muestran la interacción entre diferentes civilizaciones. Algunos diseños con particularidades de fuera del país que encontramos en tejidos antiguos eran en realidad nativos", cuenta Lu Jiande, un experto de la Academia de Ciencias Sociales de China. Eso probablemente explica por qué los editores rusos, franceses y árabes están dispuestos a publicar traducciones de la serie.
"Todas las imágenes se escanean y se restauran como gráficos vectoriales. Cualquier diseñador puede servirse de ellas y rediseñarlas", cuenta Zhao. “Estos patrones chinos de nuestros antepasados aumentarán la creatividad cultural. Al menos no recurriremos a patrones incorrectos como referencia".