Durante más de diez años, el empresario alemán Eric Baden ha jugado un papel clave a la hora de promocionar el café de especialidad de Yunnan. Desde que, en 2016, fundó en Shanghai la marca Coffee Commune, ha viajado constantemente entre esta ciudad y la provincia del suroeste de China para introducir nuevas técnicas de cultivo, procesado y tostado. Su objetivo: ayudar a los campesinos a producir granos prémium en vez de a granel.
“Antes de 2020, todo el mundo quería especialidades extranjeras. Nadie pensaba que en China hubiera buen café, así que resultaba muy difícil impulsar el de Yunnan”, recuerda. Sin embargo, la situación ha cambiado por completo. “Ahora te preguntan de qué parte de la provincia procede el grano o cuál es el método que se utilizó para procesarlo”, cuenta.
Una ubicación privilegiada
Sin duda, el esfuerzo de Baden ha dado sus frutos, como confirma el Informe sobre el desarrollo del café en las ciudades de China 2025, que destaca el papel de Yunnan en el panorama cafetero del país. Según el estudio, la industria nacional del café facturó el año pasado 313.300 millones de yuanes (38.400 millones de euros), lo que supuso un aumento del 18,1% respecto al ejercicio anterior y elevó el consumo medio a 22,24 tazas por cabeza al año.
Conforme aumenta el peso de Yunnan en el sector, crece también su segmentación. La ciudad de Pu’er, que se encuentra en una zona montañosa de la provincia y es tradicionalmente conocida por su té, ahora es clave además para el café. Gracias a su privilegiada ubicación en el cinturón cafetero del mundo, ideal para el cultivo de la variedad arábica, cada año genera 58.500 toneladas de grano, casi la mitad de todo lo que se produce en China.