Las palabras murciélago y fortuna son homófonas en chino. No resulta azaroso por ello que el insectívoro nocturno (fu en mandarín) estuviera omnipresente en tiempos de la dinastía Qing (1644-1911). Los chinos de entonces confiaban en la buena suerte (fu en mandarín) que representaba este animal. Era fácil encontrar murciélagos de madera entre las rejas de las ventanas, bordados en la ropa o en forma de broches plateados o dorados para el pelo.
El katydid, un insecto verde parecido al saltamontes, era otro bicho al que se le atribuían propiedades casi mágicas. Su nombre en chino es guoguo, de pronunciación similar –sobre todo en el sur del país– a gege, que significa hermano. Hace 100 años, e incluso hoy en partes menos desarrolladas de China, los hijos varones eran mucho más valorados que las niñas. Había quien recurría a este saltamontes en busca de un heredero hombre.
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El katydid no es el único insecto que trae buen fario. La mariposa, que se traduce como hudie o simplemente die, era garante de buena suerte. A la belleza propia de estos coloridos lepidópteros, se le sumaba la pronunciación similar de hu y fu (fortuna). La emperatriz viuda Cixi, gobernante de facto durante cuatro décadas en el final de la dinastía Qing (mediados del siglo XIX y principios del XX), le gustaba tanto este insecto que pidió que su ropa y las colchas de la cama se bordaran con cien mariposas revoloteando.
Un gato mariposa
Puede haber otra razón. La expresión mao die, que literalmente significa gato mariposa, se emplea para denominar a un hombre longevo de unos 80 o 90 años. Pero la conexión entre el insecto y la idea de vivir muchos años no resulta muy coherente. La vida media de una mariposa es de un mes, pero lo importante es que hu y fu suenan igual.
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Zhizhu significa araña en chino y si se altera ligeramente su pronunciación alude a estar contento, lo que provocó que este invertebrado se convirtiera en un elemento decorativo para el cabello.
A pesar de los ejemplos mencionados, la pronunciación no constituye el único nexo entre un animal, planta u objeto y un significado alegórico. La imagen cuenta. La araña se mueve por la telaraña sujeta por un hilo plateado que cuelga de su abdomen. De manera metafórica la gente lo interpretaba como una suerte que descendía del cielo.
No solo se dignificaba a ciertos animales: también algunas especies vegetales eran especialmente reclamadas. La calabaza y la granada constituían un símbolo de fertilidad durante la era Qing. La primera le debe esta cualidad a la planta serpenteante e inseparable de la que nace. La exuberancia de la fruta se explica por sus semillas jugosas y relucientes que recuerdan a gemas.
Los cangrejos tienen protagonismo en esta especie de superstición centenaria. El caparazón de los crustáceos se llama jia, que también alude al número uno. El clásico movimiento lateral de un luchador como si fuera un cangrejo se interpreta como un signo de valor.
Dado que los chinos son un pueblo pragmático, la flexibilidad está muy valorada. El marisco encarna esta cualidad. Las horquillas artesanales con forma de gambas y cangrejos eran muy apreciadas. Algunas se fabricaban en oro o jade.