Qin Tongqian es un coleccionista de arte particular. Organiza exposiciones de arte moderno en casas antiguas de su propiedad. Tres de ellas, construidas hace cientos de años, han sido restauradas y convertidas en centros culturales en los que se exhiben pinturas, vídeos y otras instalaciones de jóvenes artistas. El contraste entre la arquitectura tradicional y el arte contemporáneo es estupendo.
Las tres casas, ubicadas en Shaoxing, provincia de Zhejiang, forman parte de un complejo de 90 viviendas. Algunas de ellas reubicadas de otras provincias como Jiangxi y Anhui o del valle de Kuaiji. Para Qin, albergar arte contemporáneo en edificios tradicionales chinos es una forma de promover la cultura. El coleccionista comenzó a adquirir viviendas hace 30 años. Tiene 600 inmuebles, que acogen 10.000 antigüedades.
La instalación de bambú de Tong Tianqing con caracteres grabados se encuentra en el patio de un edificio que data de la dinastía Ming (1368-1644), una típica casa de estilo Hui con paredes blancas. Estas viviendas se dan mucho en las provincias de Anhui y Zhejiang. En la planta de arriba había una obra que mostraba la disparidad entre la idea que los artistas tenían sobre sus propios genes y los informes de sus ADN basados en pruebas genéticas.
Fang Fang, el comisario del espectáculo, dice que es muy interesante mostrar arte de vanguardia en estos edificios antiguos, y más cuando hay una obra que incluye pruebas genéticas. Es como juntar el pasado, el presente y el futuro, afirma.
No es la primera vez que Qin organiza una exposición en la que mezcla arte contemporáneo con la arquitectura tradicional. En 2016 reunió obras del pintor de óleo abstracto Ding Yi en una espaciosa casa de hace 600 años en Zhujiajiao, a las afueras de Shanghai. En esta ciudad Qin restauró algunas casas y las reubicó para construir el hotel boutique Ahn Luh Zhujiajiao. En Shaoxing, ha rehabilitado más viviendas y ha construido otro hotel llamado Ahn Luh Lanting.
Durante años, el coleccionista describió sus tesoros como una carga "dulce y dolorosa", porque no sabía cómo protegerlos y que al mismo tiempo la gente los apreciara. Dejar que la gente viva en ellos parecía una buena idea, dice.
Para proteger mejor sus tesoros, Qin ha reunido a un equipo de 80 artesanos y expertos en arquitectura antigua. Y ha trabajado con universidades en China y en el extranjero para aprender más sobre la restauración de casas antiguas. El filántropo dice que estos edificios representan la cultura y el estilo de vida tradicionales chinos, que deberían transmitirse a la próxima generación. Estas casas estaban prácticamente derruidas y Qin las ha rediseñado pensando en un estilo de vida moderno.