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La dedicación de un músico garantiza que el duxianqin no deje de sonar
devotee-strings-along-a-music-legacy-web. Lugareños ataviados con trajes étnicos Jing tocan el duxianqin para adorar al dios del mar en la playa durante el festival de Hajie en Dongxing, región autónoma de Guangxi Zhuang.

La dedicación de un músico garantiza que el duxianqin no deje de sonar

El futuro de este salterio de una cuerda y piedra angular de la cultura Jing se asegura gracias a los esfuerzos del maestro Su Chunfa
YANG FEIYUE / SHI RUIPENG - 01 Ago 2018 14:05

Su Chunfa marca el ritmo con los pies y mueve suavemente la cabeza mientras rasga una cuerda que se tensa sobre una base de madera. La música étnica fluye por el aire. El hombre de 63 años se evade cuando toca el duxianqin (un salterio de una cuerda), un instrumento tradicional del pueblo étnico Jing, cuyos antepasados emigraron de Vietnam hace unos 500 años y se establecieron en las islas Wanwei, Wutou y Shanxin frente a la costa de Dongxing, región autónoma de Guangxi Zhuang.

Su parece olvidar nuestra presencia mientras toca cuando lo visitamos en la aldea Wanwei de Dongxing y solo presta atención una vez que termina la pieza con el duxianqin, que se convirtió en patrimonio cultural inmaterial nacional de China en 2011.

"Es increíble que una cuerda produzca una gama de melodías tan amplia", dice Su. El duxianqin es una parte indispensable de la vida de los Jing, que viven en la zona costera y se ganan la vida con la pesca. Tocan y cantan en su tiempo libre cuando vuelven de faenar en el mar y en grandes celebraciones como bodas.

El duxianqin se remonta al siglo VIII y es popular en países del sudeste asiático como Vietnam y Myanmar. Su lo toca desde los 5 años. "A mi familia le gustaba mucho, lo que hizo que desde pequeño me viera atraído por tocar este instrumento”, dice. "Antes ayudaba a mi tío en su trabajo como ganadero y aprovechaba para aprender de él a tocar el instrumento". Cuanto más aprendía Su, mayor era su interés por el duxianqin.

Cuando cumplió 11 años se convirtió en discípulo de un maestro local junto con cuatro de sus amigos. Todos lo dejaron al poco tiempo, incapaces de aguantar el duro y repetitivo entrenamiento. Para hacer sonar el duxianqinse necesita tirar de la cuerda mientras se controla el tono moviendo el extremo del instrumento, que se asemeja a un palo y con el quese ajusta la tensión en el hilo. "Se basa en la sensibilidad de la mano y necesita años de práctica", dice Su. "Lo difícil es tocar con precisión y rapidez".

[caption id="attachment_931" align="alignnone" width="960"] Su Chunfa enseña a tocar el duxianqin a estudiantes locales. CEDIDA A CHINA DAILY[/caption]

Su fue el único que aguantó el curso entero. Después de dos años de estudio, empezó a ofrecer conciertos junto con otros artistas de Jing. Arrancó en su barrio y dio el salto a las provincias de Shanghai, Guangdong y Guizhou, en las que se convirtió en una sensación. "A la gente le gustaba. Es una excelente manera de mostrar la cultura Jing al mundo exterior", dice.

Su ha enseñado a tocar este instrumento a estudiantes locales desde la década de los noventa."Había muy pocas personas que lo tocaran en ese momento. Mi maestra me pidió que continuara con el legado de este instrumento". Al principio ibaa las escuelas locales y enseñaba a tocarlogratis. Pero el número de sus estudiantes creció. Hasta ahora, Su ha impartido clases a cientos de jóvenes. "Puedo estar tranquilo. Tengo muchos alumnos que lo tocan con solvencia", dice.

En la región existe una decena academias en las que aprender a tocar el duxianqin. Su ayuda con el envío y revisa cómo se imparten las clases cada vez que visita una de estas escuelas.

En 2008, su compromiso con el arte y la cultura locales le valió el título de director de Hating, un espacio en el que la gente de la etnia Jing se reúne y organiza fiestas. Bajo su mandato, el tradicional Hajie anual, o festival de Changha para Jing, ha ido a más con el paso de los años.

El festival tomó forma en 1511, durante la dinastía Ming (1368-1644), pero se detuvo en la década de 1960 antes de restablecerse en los ochenta. Tiene lugar el noveno día del sexto mes del calendario lunar chino. Este año cayó el 21 de julio. La actuación de Su fue un estupendo colofón al resto de bailes y cantos, los rituales de sacrificio de animales y las celebraciones de las cosechas.