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La mitología china se pone al día
Las ilustraciones de Chen Siyu se inspiran tanto en los dibujos del británico Aubrey Beardsley como en las pinturas de la dinastía Han.

La mitología china se pone al día

La ilustradora Chen Siyu reinterpreta en clave moderna seres fantásticos descritos en textos milenarios de la tradición oriental. Su arte conecta a las jóvenes generaciones con la cultura clásica
FANG AIQING - 01 Ago 2019 16:53

Oriente y occidente tienen a veces curiosas formas de darse la mano. Oriente y occidente tienen a veces curiosas formas de darse la mano. Si comparamos las criaturas míticas del texto clásico Shan Hai Jing (Clásico de las montañas y los mares) con las imaginadas por J. K. Rowling en Animales fantásticos y dónde encontrarlos, sería difícil determinar cuáles son más fascinantes. Prueba de ello es el zouwu que aparece en París en la película Los Crímenes de Grindelwald (2018), una especie de felino gigante para el que la autora británica se inspiró en la mitología china.

Obras de la literatura antigua del país que cuentan con más de 2.000 años de historia describen esta bestia fantástica como una criatura colorida, tan grande como un tigre y con una cola más larga que su propio cuerpo, capaz de recorrer miles de kilómetros en un único día. Según documentos posteriores, el zouwu se movía con elegancia y rapidez y tenía el corazón tan blanco que no soportaba pisar la hierba y solo se alimentaba de animales que hubieran muerto de causas naturales.

De hecho, muchas películas caseras de género fantástico, así como series de televisión, dibujos animados y juegos recientes se han inspirado en el antiguo texto Shan Hai Jing, fuente también de numerosos libros ilustrados.

Chen Siyu, nacida en 1984, es una de esas ilustradoras que reinterpretan aquellas criaturas míticas pasándolas por el particular filtro de su imaginación e imprimiéndoles un estilo pictórico propio. En su libro ilustrado sobre Shan Hai Jing, despliega una combinación de elementos modernos y tradicionales que mezclan a la vez la herencia oriental y la occidental.

Chen Siyu, autora de la versión ilustrada del clásico chino Shan Hai Jing. CEDIDA A CHINA DAILY

Además de las ventajas académicas que le brinda la historia china, las costumbres populares y la arqueología, Chen valora sobre todo la curiosidad y la imaginación que encierran los clásicos. “Shan Hai Jing nos ha aportado a los lectores corrientes una visión alternativa del mundo. Ha estimulado la imaginación de nuestras mentes, que ya venían amuebladas con conocimientos de ciencia y tecnología”, afirmó en mayo durante una conferencia en la Academia de Arte y Diseño de la universidad Tsinghua de Beijing, donde se formó.

Mitos reciclados a través del tiempo

El antiguo Shan Hai Jing consta de 18 libros y abarca contenidos de geografía, botánica, zoología, medicina o mitología, así como de festivales antiguos, religiones y tradiciones populares. El texto recoge muchos de los antiguos mitos y leyendas que se conocen, muchas veces destinados a transmitir enseñanzas morales que los antiguos chinos ensalzaban, como la búsqueda de elevados ideales, la determinación ante las dificultades, el arrojo o el altruismo. Entre estas historias figuran Kuafu persiguiendo el sol, La recuperación de Jingwei y Los reyes Gun y Yu luchando contra la inundación.

Hoy en día, la gente no tiene la oportunidad de echar un vistazo a las versiones tempranas de Shan Hai Jing. Tampoco de contemplar las ilustraciones originales de su versión más antigua, que fue anotada por el erudito Guo Pu de la dinastía Jin (265-420) y más tarde completada con nuevas investigaciones, comentarios e ilustraciones por intelectuales de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), como Yuan Ke, Hu Wenhuan, Wu Renchen y Ma Changyi. También Japón realizó su propia versión ilustrada durante el periodo Edo (1603-1867).

Cuando Chen descubrió por primera vez estos clásicos a través de un volumen harapiento que encontró en la biblioteca de su universidad, quedó cautivada por sus misterios. Pronto se sintió inspirada y trató de dibujar un pez con alas. Fue la primera obra de una serie en la que reinterpretó lo observado en aquel viejo libro raído. El proyecto, que nació como su trabajo de graduación en Tsinghua en 2006, fue ampliado en 2013 y 2014 hasta convertirse en un libro con más de 100 ilustraciones. 

Abierta a todas las influencias

Chen suele dibujar con plumas que incorporan una jeringuilla de tinta. Luego escanea los bocetos y los colorea utilizando programas de edición gráfica, como Photoshop. Su estilo está fuertemente influenciado por el del ilustrador británico Aubrey Beardsley (1872-98), que solía realizar diseños muy detallados y con fuertes contrastes en blanco y negro.

Esa herencia puede verse claramente en la portada de su libro, donde aparece la legendaria figura de la reina madre de Occidente, Xiwangmu. Pese a que a veces las adaptaciones literarias, cinematográficas o televisivas la representan como un ser atractivo y dulce –al que incluso se le atribuye una cita romántica con un rey humano–, el texto original la considera feroz. Con su cola de leopardo y sus dientes de tigre, personifica las características que se le atribuyen a la señora de las epidemias y el castigo corporal.

Para su versión, Chen ha omitido la cola y los dientes de tigre y ha enfatizado algunos de sus rastros principales, como el pelo salvaje, los ojos que todo lo ven y su seductora apariencia humana, en sintonía con la estética moderna que aprecian los lectores de hoy. Mientras que la huella de Beardsley puede apreciarse en los detalles del tocado de Xiwangmu, sus manos y sus gestos beben fundamentalmente de la tradición budista. Según explica la ilustradora, la forma de las nubes está inspirada por el thangka, un tipo de arte tibetano. 

Para esta obra, Chen utiliza solo los colores blanco, negro y rojo. No solo sigue este patrón porque le gusta el resultado, sino también porque en el pasado solía realizar copias de pinturas de la dinastía Han (206 aC-220 dC), una época en la que era frecuente utilizar bermellón sobre laca negra. La ilustradora, que presta mucha atención a la expresión, la personalidad y el aura de las figuras, se detiene mucho en cuidar los ojos y las poses. Chen, que tiene en cuenta que el público de hoy todavía está familiarizado con muchos de estos personajes mitad humanos mitad animales, se ha propuesto reinventarlos desde una perspectiva racional y artística.