Quienes pasean por el parque Erqiao a menudo advierten una dulce melodía. Se trata del anciano Bi Yinsheng haciendo sonar su wudu, un antiquísimo instrumento de viento usado por los pastores de ovejas en la antigüedad y hoy recuperado. Este pintoresco rincón de la provincia de Hubei, en la zona central del país, alberga en la actualidad el centro de patrimonio cultural inmaterial del condado de Jiayu, donde los visitantes pueden seguir maravillándose con esta música ancestral.
Según las crónicas locales, el wudu tiene más de 2.700 años de historia. Se sabe que ya era popular entre los pastores durante el período de los Tres Reinos (220-280), cuando el condado estaba bajo el dominio del Estado Wu. Por aquel entonces, utilizaban este instrumento de arcilla para comunicarse a orillas del inmenso río Yangtsé, explica Huang Jinhui, exfuncionario de comunicación de la región.
Bi Yinsheng trabajó en el centro cultural de Jiayu tiempo atrás, después de ser flautista durante 14 años. Ha cumplido ya los 69, pero desde que era pequeño tiene un don para la música. Nacido en una familia humilde, perdió la visión de un ojo siendo niño por culpa de una enfermedad. Ya entonces podía tocar varios instrumentos.
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El Gobierno del condado le encomendó en 1982 la misión de recuperar el wudu, algo que consiguió tras cuatro años de investigaciones y experimentos, en 1986. Similar a la ocarina, este artilugio con forma de pez es hueco por dentro. Cuenta con diez agujeros en la parte superior e inferior y se maneja como una flauta. Cuando suena suave, puede tener un efecto relajante. Cuando se toca con energía, es capaz de animar a cualquiera.
Un patrimonio que se escucha y se aprende
Cuando Bi acudió en 1990 a un encuentro nacional sobre instrumentos musicales en Nanjing, provincia de Jiangsu, su wudu despertó gran interés. Con él interpretó una pieza en la ceremonia de clausura que evocaba la antigua práctica de tala y quema utilizada en el pasado por los agricultores chinos.
En 1992 fue el único músico de Hubei invitado a participar en el Festival de Arte de China celebrado en Kunming, en la provincia de Yunnan. Dos años después se unió a la Orquesta de Personas con Discapacidad de China y salió de gira por Tailandia y Corea del Sur para dar conciertos a favor de este colectivo, algo que después repetiría en Estados Unidos. Junto a esta banda ha pisado los escenarios de Seattle, San Francisco, Hawai, Washington o Nueva York, donde actuó en el Carnegie Hall y en la sede de la ONU durante la celebración de la Cumbre del Milenio.
Hoy Bi está jubilado y ha dejado de trabajar en el centro cultural. Aun así, continúa impartiendo clases a los jóvenes. Desde que el instrumento pasó a formar parte del patrimonio oficial de Hubei, en 2007, el condado de Jiayu trabaja para ser conocido como “el hogar del wudu”, explica el director de la institución que vela por la herencia inmaterial de la región. Bi y su hija, Bi Qin, otra virtuosa de esta flauta ancestral, ya disponen de doce escuelas en la zona para poder transmitir los secretos de su arte.