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Tan efímero como la espuma
Las expertas manos de Han Zheming son capaces de alumbrar una planta de bambú en una taza de té.

Tan efímero como la espuma

Se llama dian cha y es el arte de dibujar sobre la superficie del té caliente. En la actualidad, un creador de Shanghai está recuperando este viejo ritual, que ya se usaba en tiempos de la dinastía Song
YANG FEIYUE - 02 Jun 2022 9:31

A nadie le sorprende ver a un barista creando arte con el café, pero la cosa cambia cuando alguien hace lo mismo con el té. Han Zheming, un residente de Shanghai de 40 años, se dedica precisamente a depurar esta técnica, llamada dian cha en chino, que se utilizaba como ritual en tiempos de la dinastía Song (960-1279). En los últimos seis años, y sirviéndose tan solo de té y de una cucharilla, ha alumbrado casi 200 diseños sobre la espuma de esta infusión inspirándose en pinturas de la antigüedad. 

“Es como añadir fuegos artificiales a la presentación y ofrecerle a la gente una extra que dote de un mayor sentido a ese momento”, explica Han. “Tomar así el té es más entretenido”.

Parte de su misión consiste en recuperar este antiguo ritual para la vida moderna y conseguir que más personas aprecien su encanto. Según afirma, este tipo de preparación potencia el sabor del té. “La espuma de la parte superior es parecida a la que se forma en una taza de café, con la diferencia de que en este caso no procede de la leche”, señala.

Un proceso ancestral

La cultura del té empezó a ser popular en China durante la dinastía Tang (618-907) y floreció a lo largo de la dinastía Song. Para entonces, y al igual que sucedió con otros artículos básicos como el arroz, el aceite y la sal, esta bebida ya se había hecho imprescindible para casi todo el mundo. Así lo recogió el político y pensador de la época Wang Anshi, quien recuerda que lo tomaban desde nobles y eruditos hasta la gente común. A diferencia de lo que se hacía durante el periodo Tang, en la dinastía Song había costumbre de tomar el té utilizando el dian cha. En este proceso, primero se vierte agua caliente sobre té en polvo hasta formar una pasta. Luego, se añade lentamente más agua caliente mientras se bate el conjunto de forma constante con una vara de bambú. Se cree que esta técnica se extendió más tarde a otras zonas de Asia, como Japón, donde en la actualidad pueden observarse similitudes en la forma en la que se prepara el matcha en la actualidad. 

Dian alude a la acción de echar el agua caliente, mientras que cha significa . El conjunto, dian cha, fue catalogado en 2019 patrimonio cultural inmaterial del distrito de Runzhou, que se encuentra en la ciudad de Zhenjiang, provincia de Jiangsu. 

Para Han, batir el té “es como mezclar fórmula para bebés con agua”. El secreto es aprender a coordinar la muñeca y el brazo. “Por lo general, hay que batir entre 180 o 200 veces la mezcla antes de que el líquido y el polvo se mezclen por completo y aparezca la espuma”, explica. Una vez que se ha preparado la pasta con antelación, ya puede uno tomarse la libertad de realizar diseños artísticos en la espuma. 

A Han le picó la curiosidad cuando descubrió que ciertos  documentos antiguos mencionaban diseños creados en la espuma del té. Se propuso recuperar esa forma de arte, concibiendo la espuma como un papel y la pasta de té como tinta. No obstante, y a pesar de su formación en pintura clásica, llevar la teoría a la práctica resultó bastante distinto de lo que se había imaginado. “En pintura se utiliza un soporte duro y un pincel blando, pero aquí sucede justo al revés”, cuenta. “Usas una cucharilla rígida para dibujar sobre una superficie dúctil”. Aun así, Han es capaz de adaptar su destreza en pintura tradicional para aplicarla a este formato. Acude a menudo a los museos para contemplar las obras de la dinastía Song. 

“Hay que hacer un trabajo cuidadoso y rápido a la vez, antes de que desaparezca la espuma”, relata. Por lo general, todo el proceso debe completarse en 10 minutos. Lo ideal es hacerlo cuando la temperatura del té ronda los 40 grados y está listo para tomar. 

Han aprendió todo lo que sabe a base de ensayo y error. “Normalmente, se necesita un año de práctica para conocer todos los secretos de la técnica de batido”, señala.

Hasta la fecha, más de 100 personas han llamado a la puerta de este artista para que les enseñe su método. Como él mismo cuenta, proceden de diversos ámbitos profesionales, aunque la mayoría son oficinistas. “Lo que todos tienen en común es su interés por el té”.