A mediados del siglo XIX, el botánico y cazador de plantas escocés Robert Fortune se hizo con unas variedades de té de China y las llevó a la India, desde donde se extendieron al resto del mundo. El té Fortune sustraído de las Montañas Wuyi en la provincia de Fujian se conocía en inglés como Bohea, que es una derivación de la manera de pronunciar "Wuyi" en fukienese.
El documental Chinese Tea, emitido en Jiangsu TV, narra la historia de este particular té. Contiene 100 entrevistas con cultivadores, fabricantes, vendedores y aficionados a la cultura del té. "Cada episodio, desde el té hasta la planta, es una historia de personas y emociones", dice Liu Jia, director de esta serie de diez capítulos.
El pasado marzo se publicó un libro con el mismo nombre que contiene mucha información nueva. El director es también editor del libro. "La planificación y el rodaje del documental duraron dos años. Parte de la enorme cantidad de material con la que contábamos tuvo que quedar fuera por el tipo de formato. Tenía sentido hacer un libro", concluye.
En 2016, cuando comenzó a preparar la serie, Liu visitó una decena de provincias en China. El equipo de rodaje filmó secuencias en Gran Bretaña, Japón y Kenia. "El té chino es un símbolo cultural internacional, por lo que elegimos algunos países en los que ha tenido una gran repercusión”, dice Liu.
Liu, que se graduó en la Universidad de Pekín en 1991, trabajó para la Televisión Central de China y la Agencia de Noticias Xinhua. Con el tiempo se dio cuenta de que no había muchos documentales sobre el té. La mayoría se centra en la cultura y las costumbres de China. "Es complicado explicarlo todo porque hay demasiados aspectos sobre esta bebida", dice Liu. En la primera temporada Liu trata el té de alta calidad. ¿Qué es? ¿Dónde está hecho? ¿Y cómo se extendió al resto del mundo? Son las preguntas a las que da respuesta.
A diferencia de los documentales de gastronomía, que muestran muchos productos, lugares y recetas, hacer una serie sobre el té fue más difícil, especialmente porque las plantas y los procesos de fabricación en diferentes zonas son muy similares. "Las tomas aéreas de distintos jardines de té son muy parecidas, lo que a veces incluso confundió a los editores", dice Liu. "Así que solo elegimos imágenes que complementaran visualmente a las historias”.
Las fotos del libro Chinese Tea incluyen uno de un jardín de té en la isla de Hainan. CEDIDA A CHINA DAILY
Para publicar el libro Liu eligió China Light Industry Press, que ya había editado varios sobre el té. "El proceso de edición lleva más tiempo porque se necesita verificar la información. Descubrimos que algunas historias se las habían inventado los comerciantes de té. Viéndolo ahora, algunos de estos vendedores deberían haber quedado fuera del documental".
Como amante del té, Liu aprendió mucho durante la producción del documental y la edición del libro. "Cultivar té es un trabajo duro. No se parece en nada a la imagen habitual de mujeres jóvenes que recogen las hojas en las montañas. Queríamos mostrarle a la audiencia que no es fácil producir un producto de alta calidad".
El documental se emitía los viernes por la noche, un espacio reservado para reality shows. Ahora está disponible en los vuelos internacionales de Air China. Para la segunda temporada de Chinese Tea, que se emitirá ya entrado el verano, Liu planea centrarse en los sabores.
Liu Wei, antiguo director adjunto del diario Guangming Daily, cuenta que el libro le recuerda tanto al té en sí como a los momentos vividos con la gente con la que compartía una taza de esta bebida. "El documental es como un viaje moderno de la Ruta de la Seda a través de embajadores de té. El libro prolongará el viaje más y más".