CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Xianyang, la capital que emerge de la tierra
Varios investigadores de la Academia de Arqueología de Shaanxi trabajan en el yacimiento de Xianyang durante el pasado mes de diciembre.

Xianyang, la capital que emerge de la tierra

Hace 2.200 años, fue la principal ciudad de la dinastía Qin y centro del primer estado unificado de China. Los arqueólogos llevan décadas sacando a la luz antiguos palacios en este rico enclave de la provincia de Shaanxi
XIN WEN Y WANG MENGNAN - 19 Abr 2021 7:02

Una sombría mañana de otoño, mientras trabajaba en las ruinas de la antigua ciudad de Xianyang, en la provincia de Shaanxi, Zhang Yanglizheng reparó en un objeto que sobresalía de la tierra. Parecía un sello de jade imperial. 

“Me emocioné”, recuerda este profesional de 33 años de la Academia de Arqueología de Shaanxi. “Supe que estábamos en el lugar correcto y que algo interesante estaba a punto de suceder”.

Finalmente, aquel objeto resultó no ser un sello imperial: carecía de inscripciones. Sin embargo, perteneció a la dinastía Qin (221-206 a C.) y se encontró en lo que luego se descubrió que era un palacio. En ese mismo lugar, el emperador despachaba con funcionarios de todo el país. 

En busca del punto exacto

Hoy cubierta por sedimentos de limo, la zona fue importante durante los días de gloria de la dinastía Qin, responsable del primer estado unificado de la historia de China. En la actualidad conserva pilares y cimientos de edificios antiguos. 

El área arqueológica se encuentra situada entre las ciudades  modernas de Xi’an y Xianyang, en la margen septentrional del río Weihe, el mayor afluente del Amarillo. Aunque los profesionales empezaron a rastrear las ruinas de los palacios de la dinastía Qin en la década de 1950, la operación se prolongó hasta los años ochenta. 

Desde 2014, los investigadores de la Academia de Arqueología de Shaanxi han estado trabajando en Xianyang, la antigua capital Qin. Antes de empezar a excavar allí, prospectaron un área de más de 5 millones de metros cuadrados. “Tardamos dos años en encontrar este lugar”, asegura Zhang. 

Sin rastro de murallas

La antigua ciudad de Xianyang albergaba palacios, almacenes reales, barrios residenciales, lugares de enterramiento y talleres, pero Zhang afirma que en los últimos 60 años los arqueólogos no han desenterrado ninguna muralla. “Preferimos creer que no tenía, pero todavía hay que investigar”, señala.

En el despacho de los arqueólogos situado a pie de obra, una fotografía en blanco y negro tomada desde un satélite muestra que la superficie está llena de banderas de colores. Aunque la imagen abarca más de 70 kilómetros cuadrados, tan solo recoge la parte norte de las ruinas de la ciudad.

Así lo explica Xu Weihong, investigadora de la Academia de Arqueología de Shaanxi y jefa del equipo que excavó el yacimiento de Xianyang. “La ciudad era estrecha y alargada. Estaba atravesada por el río Weihe, que la dividía en dos”, detalla la experta. Su equipo trabaja en la actualidad en la orilla norte, en la antigüedad conectada con la sur a través de un puente de madera. 

Tras siete años de prospecciones, los ocho miembros del equipo de Xu descubrieron que la urbe albergaba probablemente 47 grandes edificios. 

El palacio Epang, una pieza clave, se alzaba en la inexplorada zona sur. Debido a su tamaño y a su buen estado de conservación, la Unesco le asignó en 1994 el primer puesto dentro de su clasificación de monumentos antiguos hallados en todo el planeta. “Lo construyó el primer emperador Qin y se le conoce como el mejor palacio del mundo”, detalla Xu. El edificio nunca llegó a terminarse y siempre estuvo en obras. 

Zhang Yanglizheng y Xu Weihong, estudiando unos restos. ZHANG JIE / PARA CHINA DAILY

A unos 700 metros al norte de la sede arqueológica sobre el terreno se encuentra el yacimiento del primer palacio de la ciudad de Xianyang. Según Xu, en la antigüedad había una enorme plataforma elevada sobre el suelo y, encima de ella, un edificio de tres pisos. “El primero estaba lleno de sinuosos pasillos; el segundo, donde se han encontrado azulejos y lavabos, albergaba habitaciones más pequeñas; mientras que el tercero acogía el gran salón principal del palacio, que tenía más de 60 metros cuadrados”, relata. 

“La arqueología se centra en reconstruir cómo era la vida de los pueblos antiguos, pero también cómo nacían y morían”, señala. “En este trabajo, la imaginación juega un papel clave”. 

El metro de Xi’an, a la vez amigo y enemigo

Cuando arranca un proyecto arqueológico, el equipo de excavación trabaja día y noche sobre el terreno y suele hospedarse en las aldeas cercanas a los yacimientos. En el caso de Xianyang, come y duerme en el pueblo de Niuyang, a unos 20 kilómetros de las modernas Xi’an y Xianyang. A la hora de prospectar, los especialistas suelen utilizar la llamada pala de Luoyang, un utensilio con muchos años de historia que resulta de gran ayuda para identificar la estructura del suelo y determinar si hay ruinas bajo la superficie. Es capaz de extraer muestras de tierra a más de 10 metros de profundidad y, al examinar su color y su composición, los arqueólogos deciden si conviene cavar y cómo hacerlo.

No obstante, la construcción de líneas de metro por todo Xi’an, cuyas obras empezaron en 2006, está siendo decisiva. Conforme se han ido levantando edificios a lo largo de los nuevos trazados, las labores arqueológicas se han visto afectadas. Los proyectos de ingeniería han dejado al descubierto numerosos vestigios inéditos, pero al mismo tiempo dificultan las excavaciones.