Casi todos los fines de semana, Luo Hua lleva a su hija de 8 años a un club ecuestre a las afueras de Fuzhou, provincia de Fujian. La pequeña, que está en tercero de Primaria, lleva tres años asistiendo a clases de equitación. “Cuando monta con su precioso traje de hípica, parece un intrépido caballerito”, se admira Luo, que afirma que la niña disfruta con su caballo.
Pese a que esta madre gana unos 1.300 euros al mes e invierte más de 6.400 al año en llevar a su hija a clases, cree que merece la pena. “Se ha vuelto más valiente. Todos los movimientos requieren concentración y coraje, y cada vez que aprende uno nuevo supone un gran paso para ella”, relata.
Frente a las actividades extraescolares tradicionales en China, como la natación o los deportes de pelota, en los últimos años están surgiendo otras nuevas que son cada vez más populares entre los padres, como la equitación, la esgrima, la vela, el buceo o el golf. A pesar de sus elevados precios, muchas familias están dispuestas a pagar para que sus hijos aprendan estos deportes a una edad temprana y sean competitivos.
Al igual que la equitación, la esgrima escala posiciones en las principales ciudades del país asiático. Jiang Jianjun, entrenador en el club Vango Sports de Beijing, señala que el desempeño de los esgrimistas chinos en torneos internacionales está beneficiando a la disciplina.
El hecho de que cada año haya más clubes y campeonatos refleja la creciente aceptación social de este deporte. Muchos niños acuden al club donde trabaja Jiang después del colegio o los fines de semana. Suelen iniciarse de pequeños.
Para Qian Dehao, un universitario de Beijing que practica hípica y golf, se trata también de una cuestión social. “Muchos tratos de negocios se cierran en este tipo de escenarios, frecuentados por la clase alta. Creo que tener estos hobbies me ayudará en mi carrera”, afirma.