En cuanto la windsurfista china Lu Yunxiu cruzó la línea de meta en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, el pequeño Jerry Shi, de 9 años, se levantó del sofá para celebrarlo. Seguía la carrera desde su casa de Shanghai junto con un compañero de clase. Sin embargo, su amigo no entendía por qué Lu acababa de ganar el oro en la RS: X de windsurf si en realidad había llegado tercera.
Jerry, que está aprendiendo vela en la categoría Optimist y es una de las pocas personas apasionadas por este deporte que hay en China, se apresuró a aclarar el reglamento: pese a haber llegado en tercer lugar, Lu recibió por ello 6 puntos. Sumados a los que llevaba acumulados en todas las carreras disputadas con anterioridad, 13 en total, consiguió 36 puntos, lo que la convertía en la ganadora de la prueba.
Fiebre olímpica
Pese a que cada vez hay más niños que, como Jerry, están aprendiendo a navegar en el país, este tipo de deportes todavía se consideran un nicho de mercado.
Según la Asociación de Vela de China (CYA, por sus siglas en inglés), de los 1.400 millones de habitantes que tiene la nación, tan solo unos 150.000 habrán practicado esta modalidad cuando se cierre el año. Sin embargo, la medalla de oro de Lu, de 24 años, podría avivar esa pasión.
Al igual que ha sucedido con la esgrima, el golf, la hípica u otros deportes tradicionalmente dominados por occidentales, la vela se ha desarrollado muy rápido en China durante las dos últimas décadas.
De acuerdo con un estudio elaborado en 1998, a finales de los noventa solo había registrados en el país 180 deportistas de vela y 200 de windsurf. Después de que en 1999 se crease la CYA para supervisar estas modalidades, el número total de inscritos en ambas ascendió a 1.000 en 2006, cuenta Li Quanhai, exsecretario general de la asociación y actual presidente de la Federación Internacional de Vela.
Estas disciplinas recibieron un gran empujón en los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008, en los que Yin Jian ganó el primer oro olímpico del país en windsurf y Xu Lijia, el bronce en vela. El éxito de estos deportes también se debe a su creciente popularidad entre la clase media. Cada vez más familias envían a sus hijos a clases y han surgido clubs por todo el país.
Según Zhang Xiaodong, presidenta de la CYA, en 2019 había en China 60.000 regatistas y windsurfistas, además de 200 clubs de vela profesional repartidos por todo el país. No obstante, a finales de este año se espera que el número de estos deportistas se duplique.