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‘Wushu’: jóvenes de todo el mundo  se rinden a las artes marciales chinas
El joven atleta singapurense Ong Zi Meng realiza un ejercicio de 'daoshu' o rutina de sable ancho.

‘Wushu’: jóvenes de todo el mundo se rinden a las artes marciales chinas

Las modalidades de exhibición y combate triunfan en las competiciones internacionales. Muchos deportistas extranjeros las contemplan como una oportunidad para compartir técnicas y aprender
TAN YINGZI - 11 Ago 2023 8:41

El wushu, nombre con el que se designa al conjunto de las artes marciales tradicionales chinas, está ganando adeptos entre los jóvenes de todo el mundo gracias a los beneficios físicos, espirituales y mentales que aporta.

Tras debutar como modalidad deportiva en la 29ª edición de verano de los Juegos Mundiales Universitarios de la Federación Internacional de Deportes Universitarios (FISU, por sus siglas en inglés), celebrada en 2017 en Taiwán, el wushu volvió a figurar en la edición de este año, que se celebró del 28 de julio al 8 de agosto en Chengdu, provincia de Sichuan. En esta última convocatoria, la 31ª edición de estos Juegos, participaron 6.500 estudiantes procedentes de 113 países y regiones del mundo.

En 2018, cuando Macao acogió el primer Campeonato Mundial Universitario de Wushu de la FISU, a la cita acudieron estudiantes-atletas de 25 países y regiones. Además, en 2020 se incluyó como deporte oficial en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Dakar.

“Crecí con el wushu”, afirma la deportista brasileña Beatriz Adriao Tustice Silva, una de las muchas internacionales que han defendido esta disciplina en los recientes Juegos de Chengdu. Entre los participantes también hubo tres estudiantes españoles de la Universidad Politécnica de Madrid. En total, atletas de 31 países y regiones compitieron por un total de 20 títulos, que se repartieron entre las dos categorías de la disciplina: taolu (exhibición) y sanda (combate de kick-boxing chino).

Silva, que nació y creció en Porto Ferreira, en el estado de São Paulo, conoce a fondo el wushu. Todos sus hermanos lo practican y asegura que es “un negocio familiar”. Ella empezó a aprender sanda con 8 años bajo la supervisión de su padre, Antonio, el actual entrenador de la selección brasileña de esta modalidad. Lleva enseñando la disciplina 30 años.

“El wushu no es muy conocido en Brasil, pero en mi ciudad muchos lo han descubierto gracias a mi padre”, cuenta la joven atleta. “A mí me encanta, me parece un arte hermoso. No solo te enseña disciplina y resistencia, sino también a perder, ganar y ayudar a la gente”, asegura. “Cuando lo practicas, fortaleces cuerpo y mente”.

Esta es la cuarta vez que Silva, que tiene 23 años y estudia Literatura y lenguaje, visita China. En 2018 entrenó durante medio año en la Universidad Deportiva de Beijing y considera muy importante mezclarse con sus compañeros chinos. “Tienen mucho más nivel que nosotros, así que hago todo lo posible por aprender de ellos”.

El iraní Seyedmohammad Hosseini, ganador de la medalla de oro en los Juegos de Chengdu en la modalidad de gunshu (garrote), en plena competición. FENG YONGBIN / CHINA DAILY

Ong Zi Meng tiene 23 años y estudia gestión deportiva en la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur. Compitió en los Juegos de Chengdu en las modalidades masculinas de changquan (puño largo) y daoshu (sable ancho). “En cuanto descubrí el wushu, me enamoré de él”, relata este joven, que se inició en este deporte a los 10 años a través de las actividades que organizaba su escuela.

En aquella época, entrenaba junto a más de 100 niños. La mayoría lo hacía por divertirse, pero Ong apuntó alto. “Desde el principio me propuse competir y ganar medallas”, asegura.

A los 13, comenzó a entrenar en una escuela local de artes marciales. Su profesor competía en el equipo nacional de Singapur y más tarde fundó un centro para promover este deporte y otras artes tradicionales chinas. Entre otras cosas, allí enseñaban los secretos del cambio de cara de la Ópera de Sichuan –un truco de magia tradicional– y tambores chinos.

“Cada vez hay más personas que aprenden wushu en Singapur”, cuenta Ong, que tiene previsto seguir los pasos de su entrenador en el futuro y dedicarse a divulgar las artes tradicionales chinas.

Las estrellas del kung-fu chino también juegan un importante papel a la hora de dar a conocer estos deportes entre los jóvenes de todo el mundo. Así lo demuestra Oleksii Kolisnyk, un joven ucraniano de 20 años que estudia en la Universidad Pedagógica Estatal Pereyaslav-Khmelnitsky: “Adoro a Jackie Chan y a Jet Li. He visto muchas de sus películas”, confiesa. “Llevo practicando wushu desde hace 15 años y amo este deporte. Lo llevo en el corazón”, afirmó tras competir en Chengdu.

Los Juegos son una gran plataforma para que los jóvenes apasionados del wuhu intercambien experiencias y se conozcan entre ellos.  Según cuenta, el mismo Kolisnyk suele compartir técnicas de entrenamiento con deportistas procedentes de otros países, sobre todo de China.

En los últimos años, el wushu está teniendo una gran acogida en Turquía, donde el número de entrenadores y personas que lo practican está creciendo mucho. De acuerdo con el presidente del consejo de educación de la Federación de Wushu de Turquía, en la actualidad hay en el país más de 140.000 atletas con licencia y 4.600 entrenadores, así como delegaciones en 81 provincias. Tekin afirma que es muy importante que los turcos participen en los Juegos de Chengdu y acudan a China, donde se creó el wushu. Según cree, el deporte contribuirá a mejorar las relaciones entre los dos países.