Mientras varios líderes europeos, entre ellos los presidentes de Italia y Finlandia, visitaban Beijing hace unas semanas, diversos expertos y funcionarios subrayaron la conveniencia de que China y Europa limen sus fricciones comerciales y confíen más la una en la otra, al tiempo que recalcaron la estrecha interdependencia que existe entre las dos potencias.
Feng Zhongping, director del Instituto de Estudios Europeos de la Academia de Ciencias Sociales de China, enfatizó que, a pesar de las dificultades que atraviesan las relaciones entre China y la UE, las visitas de los mandatarios europeos al país asiático demuestran que ambas partes se esfuerzan por entenderse mutuamente.
Según afirmó, los países europeos se han dado cuenta de lo importante que resulta colaborar con China desde un punto de vista pragmático, ya que los dos territorios mantienen profundos vínculos económicos y la colaboración beneficia a ambas partes.
Tras señalar que Europa atraviesa un período de reformas y transformaciones, Feng hizo hincapié en la necesidad de que China y el espacio comunitario colaboren para hacer frente a una nueva era de incertidumbre. “Mientras rechacen la confrontación de bloques y se nieguen a romper el vínculo, será posible evitar una nueva Guerra Fría”, indicó.
Encontrar una vía común
El año que viene se cumplirá el 50 aniversario del establecimiento de las relaciones bilaterales entre China y la UE. Sin embargo, esos lazos se han visto ensombrecidos por la reciente retórica de la UE y las medidas que ha adoptado para “eliminar riegos”.
Chen Yang, director ejecutivo del Instituto de Estudios Europeos del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, opinó que la UE no tiene claramente definido el concepto de “riesgo”, lo que da pie a juicios subjetivos y manipulaciones políticas que pueden desencadenar fricciones en varios campos. En vez de colaborar menos como una manera de reducir riesgos, China cree que las dos potencias deberían “reducir riesgos y resolver sus problemas a través de la cooperación”, explicó Chen. En su opinión, ambas partes podrían trabajar para encontrar puntos de encuentro y mejorar el entendimiento mutuo.
A finales de octubre, la Unión Europea tomó la decisión de aumentar hasta un 45,3% los aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China. De acuerdo con las declaraciones del excanciller austriaco Christian Kern a la prensa, se trata de una medida que perjudica a ambas partes, por lo que deberían buscar una manera de colaborar en vez de enzarzarse en juegos que no benefician a nadie. Según recordó Kern, a Europa le conviene mantener sus fronteras y su comercio abiertos, ya que el 45% de su PIB depende del comercio exterior.
Chen Yongfang, funcionaria del Departamento Europeo del Ministerio de Comercio de China, subrayó que, a pesar de los aranceles impuestos por la UE, continúan llevándose a cabo intensas negociaciones para encontrar una vía común.
El comercio bilateral entre las dos potencias, que supone casi 800.000 millones de dólares (759.000 millones de euros) al año, movió entre enero y septiembre casi 588.100 millones de dólares (556.800 millones de euros). Dado el volumen, resulta inevitable que existan fricciones y diferencias, reflexionó la funcionaria. Sin embargo, recalcó que China “nunca ha huido de los problemas y siempre se ha comprometido a resolverlos a través del diálogo”. La UE continúa siendo el segundo socio comercial de China, su tercera fuente de inversión extranjera y el cuarto destino de sus inversiones.