La China de hoy, la segunda economía más grande del mundo y el segundo mercado sanitario en términos de consumo, no supone solo una oportunidad para que las farmacéuticas multinacionales vendan sus productos, sino también una importante plataforma para la investigación y el desarrollo médico.
A pesar de las desafiantes relaciones entre países, las grandes farmacéuticas internacionales, sobre todo de Estados Unidos y de Europa, están intensificando su colaboración con las nuevas empresas de investigación en biotecnología y los institutos de I+D de China. Según la consultora ChinaBio,el año pasado se firmaron 271 acuerdos de licencias transfronterizas con farmacéuticas del país asiático para ensayos clínicos, desarrollo y comercialización de medicamentos o intercambio de datos. Esto supuso un aumento del 50% respecto al ejercicio anterior y del 300% respecto a 2015.
Investigaciones conjuntas
“Estamos muy orgullosos de asociarnos con la empresa de biotecnología BeiGene, con sede en China, para llevar un inhibidor de PD-1 –un tratamiento contra el cáncer– desarrollado allí al resto del mundo”, afirma Vasant Narasimhan, director ejecutivo de la farmacéutica suiza Novartis. Ambas empresas acordaron en enero desarrollar un tratamiento conjunto contra esta enfermedad en Estados Unidos, Unión Europea y Reino Unido, entre otros países y regiones. Realizarán ensayos clínicos a escala mundial para estudiar combinaciones del fármaco con otros tratamientos contra el cáncer.
Además, en febrero, la farmacéutica estadounidense Eli Lilly y la china Innovent anunciaron el lanzamiento de un inhibidor de PD-1 en el país asiático destinado a pacientes de un tipo de cáncer de pulmón de células no pequeñas. Por otro lado, el grupo suizo Straumann y el Gobierno del distrito de Minhang de Shanghai celebraron en marzo el primer campus de la empresa de odontología estética en el país.