Hace un par de meses, Zhang Wanchen compró desde su móvil galletas japonesas, arándanos secos estadounidenses, leche neozelandesa, salmón noruego y vino francés. Cuando el pedido llegó a su casa a los pocos días, pudo confirmar que todos los productos eran auténticos y estaban buenos. “Valían el precio que pagué por ellos”, asegura esta oficinista de 34 años de Guangzhou, provincia de Guangdong.
Como ella, cada vez más chinos compran artículos de importación y optan por marcas extranjeras. Gracias a los incentivos del Gobierno, este tipo de productos se ha convertido en un motor clave del consumo del país. Según los expertos, ha sido importante bajar los aranceles, ampliar la lista de bienes importados y mejorar la logística internacional de forma gradual.
Una tendencia que crece
Hace dos décadas, casi nadie compraba productos importados online. Sin embargo, esta práctica impulsa hoy con fuerza el comercio exterior de China, donde la industria del comercio electrónico transfronterizo ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Según la Administración General de Aduanas, en el primer semestre de 2024 las importaciones y exportaciones del país relacionadas con este sector supusieron 1,22 billones de yuanes (155.800 millones de euros), un 10,5% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.
De acuerdo con la empresa JD, los chinos compraron sobre todo artículos de cuidado personal, cosméticos, alimentarios y maternoinfantiles. Según iiMedia Research, esta creciente demanda, sumada a la mayor apertura del país y a sus mejoras en logística, dará un fuerte empujón al consumo chino.