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China imprime su futuro en 3D y acorta distancias con Estados Unidos y Europa
Shanghai alberga el Museo Cultural de Impresión 3D, donde se exponen todo tipo de artilugios obtenidos con esta tecnología. Incluso un coche.

China imprime su futuro en 3D y acorta distancias con Estados Unidos y Europa

El país facturará un tercio del mercado mundial en 2020, cuando se espera que alcance los 6.870 millones de euros
HE WEI - 19 Ago 2019 16:30

La impresión 3D continúa poniendo a prueba sus límites. Aunque se trata de una tecnología relativamente joven, es una de las más rompedoras de las últimas décadas, capaz de crear desde piezas de coches hasta instrumentos musicales.

El sector facturará 20.600 millones de euros en todo el mundo en 2022, según la consultora Statista. China alcanzará los 6.870 millones de euros en 2020 y ostentará un tercio del mercado global, de acuerdo con el pronóstico del Instituto de Información Industrial de China. El descenso de los costos de producción, la facilidad con la que se pueden personalizar las máquinas o los incentivos gubernamentales están contribuyendo a convertir este país en el líder de Asia.

Más barato, sencillo y ligero

A diferencia de la técnica empleada por las fresadoras, que ahuecan la pieza original o le sustraen material, las impresoras 3D crean objetos sólidos a partir de la adición; es decir, mediante la superposición de sucesivas capas. “Permite producir formas complejas utilizando menos material que con los métodos tradicionales”, explica Michael Agam, director de la firma Stratasys para el sur de Asia, quien asegura que el sector está en plena transformación.

Su empresa, con sede central en Estados Unidos, suministra tecnología a la industria aeroespacial, a la automotriz o a la sanitaria para que diseñen prototipos, herramientas o piezas. Sin ir más lejos, el proveedor mundial de motores de avión GE celebró hace poco que ya había impreso en 3D 30.000 inyectores de combustible. Antes necesitaban soldar 20 fragmentos distintos para conseguir uno. Ahora se componen de una sola pieza y pesan un 25% menos.

Un sector emergente

“A diario se innova con la impresión 3D, pero apenas estamos arañando la superficie de todo su potencial”, afirma Tim Greene, director de investigación de IDC. Esta consultora calcula que China invertirá 1.700 millones de euros en el sector este año, lo que la convertirá en el tercer mercado más grande después de Estados Unidos y Europa Occidental.

El Ministerio de Industria y Tecnología Informática elaboró un plan nacional para el desarrollo de la impresión 3D en 2015 y otro en 2017, lo que ha contribuido a estimular el mercado. Además ha incluido el sector en la lista de industrias emergentes estratégicas para el país y Beijing ha adoptado políticas para avanzar en este sentido.

China está acortando distancias con sus competidores a la hora de aplicar y comercializar esta tecnología, aseguran los expertos. “El mercado chino es intensamente competitivo porque la gente quiere hacer las cosas rápido y le pone el alma”, afirma Benjamin Tan, vicepresidente de Ultimaker para Asia-Pacífico. Fundada en 2011, la compañía construye impresoras 3D y soft-ware fáciles de usar que permiten a los diseñadores e ingenieros dejar volar su imaginación.

“Todavía tenemos muchos retos por delante, como acortar los tiempos de producción y lograr que sea posible crear cualquier estructura imaginable con polímeros, metales o incluso cerámica”, señala Tan. “Imprimir en 3D puede ser tan sencillo como dibujar la tapa de un teléfono móvil o tan sofisticado como diseñar un cohete espacial”.