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Con la mirada fija en Europa

Con la mirada fija en Europa

A pesar del impacto que ha tenido el coronavirus en la economía de todo el mundo, las empresas chinas siguen estando muy interesadas en invertir en el Viejo Continente, un territorio que consideran estable y seguro
CHEN YINGQUN - 24 Dic 2020 8:00

Aunque la pandemia de la Covid-19 ha asestado un duro golpe a la economía mundial, las compañías chinas continúan queriendo invertir en Europa. Esto se debe, según los expertos, a que el contiente goza de estabilidad y de condiciones políticas favorables, además de ser seguro.

Gina Qiao, vicepresidenta senior y directora de estrategia y marketing del grupo Lenovo, especializado en tecnología, afirma que la empresa invierte en el Viejo Continente con el fin de aumentar sus ventas y su rentabilidad. “En septiembre inauguramos en Milán nuestra primera flagship store europea y en primavera tenemos previsto abrir una nueva planta de fabricación interna en Hungría para aumentar nuestra capacidad de producción y poder atender mejor a nuestros clientes europeos”, señala.

Un motor para el empleo

Según los datos del segundo trimestre del año, Lenovo es una de las tres empresas que más ordenadores personales vende en casi todos los países europeos, así como el proveedor líder en mercados clave, como Alemania e Italia. 

El hecho de que la población mundial se haya visto obligada a permanecer más tiempo en casa, ha disparado la demanda de dispositivos electrónicos y videojuegos de la compañía, así como de sus servicios en la nube o sus infraestructuras para acceder a Internet. 

El año pasado, la inversión china en Europa aumentó a gran velocidad, pero cayó de manera significativa en América Latina, Norteamérica y África. Así lo recoge el Boletín Estadístico de Inversión Extranjera Directa de China de 2019, publicado recientemente por su Ministerio de Comercio, su Buró Nacional de Estadísticas y su Administración Estatal de Divisas.

El año pasado, la inversión extranjera directa (IED) de China en Europa ascendió a 8.800 millones de euros, un 60% más que en el ejercicio anterior. La mayor parte se destinó a Países Bajos, Suecia, Alemania y Reino Unido. A finales de 2019, más de 3.200 empresas de este país se habían asentado en todos los Estados miembros de la Unión Europea, proporcionando trabajo a 260.000 personas. En 1998, el fabricante chino de vehículos eléctricos BYD estableció su filial europea en Rotterdam (Países Bajos), desde donde se centró en ofrecer productos y servicios de nueva energía como automóviles, baterías recargables y paneles solares. 

En el Viejo Continente, donde se concede mucha importancia a las emisiones de carbono, la estrategia de la compañía se centra en promover sus autobuses eléctricos, según afirma Isbrand Ho, gerente de BYD Europa, que tiene 500 empleados y un centro de I+D. En 2017, la empresa invirtió más de 30 millones de euros en su primera fábrica de autobuses y camiones eléctricos en Hungría. Al año siguiente,  destinó otros 10 millones de euros a otra en Francia. 

Los autobuses de BYD aportan soluciones ecológicas a 20 países y más de 100 ciudades, incluidas Ámsterdam, Londres y Madrid, señala Ho, que recuerda que tanto China como la Unión Europea persiguen un desarrollo verde. Según cree, el plan europeo de recuperación ecológica y la Iniciativa de la Franja y la Ruta china crearán más oportunidades de colaboración entre ambos bloques. 

Raymond Wang, socio de la consultora internacional Roland Berger, afirma que China continuará invirtiendo en Europa, pero de forma distinta. En vez de hacerlo a través de inversiones y adquisiciones, como antes, optará por llevar a cabo operaciones que generen empleo y beneficien a la población local.