El pasado 13 de marzo, un camión de Alblas Transport Co Ltd partió desde China hacia Alicante. Tardó 16 días en recorrer los 13.500 kilómetros que se extienden de Foshan, en la provincia de Guangdong, hasta la ciudad española. Tras el éxito, y después de haber realizado dos pruebas satisfactorias en noviembre y febrero, esta empresa de Xinjiang inauguró con este viaje sus servicios semanales de transporte por carretera entre China y Europa.
La de Alblas no ha sido la primera ruta. Ni la más rápida. Hace poco, un vehículo cargado con alta tecnología completó en dos semanas su trayecto de Dornstadt (Alemania) a Shanghai, incentivando el tráfico de mercancías por tierra entre los dos continentes. Con este vehículo, fletado por la compañía Suzhou Daoxin Supply Chain Management Co Ltd, la firma consiguió cubrir en un tiempo récord los 11.000 kilómetros que separan las dos ciudades a través de Polonia, Bielorrusia, Rusia y Kazajistán.
Cada vez más rápido
El éxito de esta misión llena de optimismo a la empresa Suzhou Daoxin, con sede en la provincia de Jiangsu y una de las primeras en detectar las posibilidades del transporte intercontinental terrestre. Opera entre China y Europa todas las semanas y se está beneficiando del aumento del comercio en las regiones relacionadas con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Este macroproyecto, propuesto por Beijing en 2013, consiste en implantar corredores comerciales terrestres y marítimos que unan Asia y África pasando por Europa.
No obstante, la gesta no se ha conseguido a la primera. En marzo del año pasado, la misma empresa envió un cargamento de rollos de acero por carretera desde Stuttgart hasta Suzhou, pero no consideró la prueba satisfactoria porque el camión tardó 21 días. Cinco meses más tarde, el trayecto ya se había reducido a 12 o 13 jornadas. Hu Rongyi, gerente de la compañía, dice que todavía quedan muchas cosas por hacer para optimizar el viaje, especialmente en términos de infraestructuras. “Confío en que más empresas se sumen al negocio. Cuantas más seamos, mejor para la industria”, afirma.
La firma Shanghai Lishun Electronics Science & Technology Co Ltd enviaba antes hasta el 90% de sus mercancías por avión, ya que la mayoría son caras y frágiles. Ahora pretende incrementar el uso de camiones. “Por carretera nos ahorramos el 42% de los costes de transporte”, explica Xiong Desen, su cofundador. Para este directivo, que el camión de Suzhou Daoxin tardara solo dos o tres horas en cruzar la aduana china es todo un logro. “Antes había que emplear un mínimo de dos o tres días”, recuerda.
Pese a que los envíos aéreos son más rápidos, por tierra resultan mucho más baratos, incide Xiong, para quien la carretera también cuenta con ventajas sobre el ferrocarril: “Para que sea económicamente viable tienes que llenar un tren de mercancías entero, y además transportar toda la carga hasta la estación”, afirma. Dependiendo de las condiciones meteorológicas, un barco puede demorarse entre 45 días y dos meses en llegar a su destino, además de que los contenedores tienen que subir y bajar forzosamente del buque cuatro o cinco veces.
Corredores internacionales
El único sistema de tránsito aduanero global que existe en la actualidad para mover mercancías de un país a otro por carretera es Transports Internationaux Routiers, conocido como TIR y fundado en 1948. “Gracias a eso podemos mover cargas de puerta a puerta sin tener que abrir los contenedores para que los revisen”, afirma Xiong, para quien esta es otra de las grandes ventajas que ofrecen los camiones. China se adscribió en 2016 al convenio TIR, que ya suscriben 76 países. Arbitrado por Naciones Unidas, está administrado por International Road Transport Union (IRU), la organización internacional del transporte por carretera.
Zhou Yan, representante de IRU para Asia del Este y el Sudeste Asiático, cree que este tipo de envíos tiene gran potencial en Eurasia. Por un lado, la Unión Europea es el mayor socio comercial de China, además de su mayor fuente de importaciones. Por otro, la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha potenciado constantemente las transacciones entre las dos regiones. Gracias a su paulatino desarrollo, los negocios chino-europeos ha crecido hasta alcanzar un valor de 593.000 millones de euros en 2018, un 7,9% más que el año anterior.