En el pueblo de Chang’an, a una hora en coche del nodo industrial de Guangzhou, en la provincia de Guangdong, hay una calle estrecha de sentido único. Allí, Yihong Precision Technology se dedica a fabricar un importante componente para teléfonos móviles inteligentes: el adaptador de USB tipo C.
Esta pequeña sede, que cuenta con 45 trabajadores cualificados, elabora una media de 300.000 unidades al día para distintas firmas de electrónica, entre ellas las japonesas Sony y Nintendo o la china Xiaomi, especialista en teléfonos inteligentes.
Optimizar recursos
A pesar de que el consumo de electrónica se ha desacelerado en todo el mundo, las ventas de Yihong Precision durante el primer semestre del año aumentaron en un 51% respecto a las del ejercicio anterior.
Hua Jiansheng, subdirector de la compañía, afirma que este crecimiento se debe sobre todo al impulso que le están dando a la digitalización. “El mercado internacional de consumo electrónico continúa menguando, algo que afecta de forma decisiva a proveedores como nosotros”, señala. “En un escenario tan difícil, tenemos que aprovechar la digitalización tanto como sea posible para liberar a los empleados de procesos largos y complejos”.
En Chang’an, donde se encuentra esta fábrica, no es exagerado afirmar que se pueden encontrar todas las piezas necesarias para armar un teléfono móvil simplemente paseando por la calle. Hay más de 1.000 fabricantes de electrónica que se dedican a elaborar componentes tanto para proveedores como para el cliente final. Desempeñan una importante labor en la cadena de suministro de productos electrónicos a escala mundial.
La industria tecnológica está desacelerando debido a las tensiones geopolíticas internacionales y el mercado de teléfonos inteligentes ha decrecido durante varios trimestres, lo que plantea grandes desafíos para estos proveedores chinos.
Entonces, ¿cómo puede una pequeña empresa como Yihong Precision conseguir su trozo de pastel en un escenario donde la competencia es cada vez más feroz?
Según Hua, para ellos la clave reside en controlar los costes de producción, minimizar la tasa de defectos del producto y no aumentar la mano de obra.