CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Indicación geográfica: un pasaporte de lujo  para productos que viajan entre la UE y China
Bodegueros franceses dan a conocer sus caldos en la Feria de Vinos Importados de Qingtian, celebrada en la provincia de Zhejiang.

Indicación geográfica: un pasaporte de lujo para productos que viajan entre la UE y China

Un acuerdo entre las dos potencias protege 550 artículos vinculados a regiones concretas de ambos territorios, lo que certifica su autenticidad y facilita su comercialización internacional
JI HAISHENG - 22 Dic 2025 9:51

En la Feria de Vinos Importados de Qingtian, que se celebró en la provincia de Zhejiang en noviembre, pudo advertirse cómo el aroma a roble y uva se mezclaba con un creciente optimismo empresarial. Entre el tintineo de las copas, y mientras los visitantes degustaban sus vinos, el importador vitivinícola Wu Jiaxuan presentó allí su reputada selección de châteaus europeos con el aplomo de un experto.

“Las bodegas con las que trabajamos tienen indicación geográfica de la Unión Europea”, recalcó el empresario chino, que lleva cuatro años en el sector. “Además de asegurar que el suministro sea estable, esta certificación garantiza que se trata de productos de calidad y verifica la autenticidad de su origen”, señaló.

Las indicaciones geográficas, o IG, identifican ciertos artículos como originarios de una región específica, de la que depende su calidad, su reputación o sus características concretas. El champán, vinculado al terroir de la región francesa de Champaña, o la porcelana de Jingdezhen, elaborada a lo largo de siglos de forma artesanal con materiales locales, son algunos ejemplos de productos que lucen esta etiqueta.

Según recordó Dong Huijuan, profesor del Instituto de Investigación de Propiedad Intelectual de la Universidad de Xiamen, que se encuentra en la provincia de Fujian, toda IG tiene carácter colectivo y vincula el producto con su lugar de origen.

“Las indicaciones geográficas no pertenecen exclusivamente a una sola entidad, sino a todos los productores de la zona que estén acreditados para utilizarlas. Lo que hace que los artículos que llevan este sello sean únicos es que su valor viene determinado por su región de procedencia, sus condiciones naturales o las técnicas tradicionales que allí se emplean”, detalló.

Un pacto histórico

Coincidiendo con la feria del vino, la Asociación de Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero y la Asociación China-Unión Europea organizaron de forma conjunta una conferencia internacional en Qingtian sobre cooperación sino-europea en materia de indicaciones geográficas.

La cita congregó a más de 200 invitados, entre ellos funcionarios, líderes empresariales, especialistas e invitados extranjeros, que debatieron en torno al importante papel que juegan las IG en las relaciones bilaterales.

Gilles Pargneaux, exvicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, subrayó “la extraordinaria riqueza de China en cuanto a cultivos alimentarios, agrícolas y artesanales”.

“De la misma manera que los viñedos franceses, el queso feta griego, el aceite de oliva español o los quesos italianos son expresiones únicas de nuestra tierra europea, China cuenta con muchos productos que reflejan el alma de sus distintas regiones, como el té de Pu'er, el vino de Shaoxing, el vinagre de Shanxi o el jamón de Jinhua”, afirmó.

Según expresó Pargneaux, una IG no es solo un sello de calidad, sino que también condensa el sabor de un terruño, un clima y una historia. “Detrás de cada producto protegido hay familias, paisajes y tradiciones vivas”, señaló.

En 2011, China y la Unión Europea empezaron a negociar para impulsar el comercio de productos con indicación geográfica. Al principio, el proceso fue lento debido a sus diferentes sistemas jurídicos y normas de regulación. Sin embargo, y pese a las dificultades, las dos partes firmaron un acuerdo histórico sobre esta materia el 14 de diciembre de 2020.

El pacto, que engloba 550 artículos con IG –entre ellos bebidas alcohólicas, productos agrícolas o alimentos–, entró en vigor el 1 de marzo de 2021 y supuso el primer reconocimiento mutuo de este sello a gran escala entre ambas potencias. No solo garantiza un alto nivel de protección para las especialidades incluidas en la lista, sino que permite a China y a la Unión Europea utilizar los sellos oficiales de sus contrapartes.

Cuando el acuerdo entró en vigor, un primer grupo de 100 productos de cada potencia recibió protección de forma inmediata, mientras que los 175 restantes de cada parte tuvieron que esperar un poco más.

Ocho años de negociaciones

Según Dacian Ciolos, excomisario de Agricultura de la UE, establecer un modelo que reconociera los dos sistemas supuso “una auténtica innovación, y fue posible gracias a la confianza que generaron los equipos de ambas partes a través de visitas e intercambios”.

Peng Gang, exdirector del Departamento de Asuntos Asiáticos del Ministerio de Comercio chino, hizo hincapié en el gran esfuerzo que realizaron ambas partes para llegar a un acuerdo y recordó que se necesitaron ocho años de duro trabajo antes de alcanzar el consenso.

Según relató, el proceso implicó 22 rondas de negociaciones formales y numerosas consultas informales. Además, involucró a numerosos organismos chinos, como el Ministerio de Comercio, la Administración Nacional de Propiedad Intelectual, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales o la Administración Estatal de Regulación del Mercado, entre otros.

El comercio de productos con IG entre China y la Unión Europea facturó en 2024 más de 19.000 millones de euros, cerca de un tercio más que antes de que entrara en vigor el acuerdo, recordó Peng. Además, añadió que colaborar en materia de indicaciones geográficas ayuda a impulsar y estabilizar la cooperación programática entre China y la UE, especialmente en el complejo contexto internacional de hoy.