Hace dos o tres décadas, dirigir una fábrica o un negocio manufacturero solía ser muy sencillo para los altos ejecutivos chinos. Recibían pedidos de clientes nacionales y de sus sedes centrales en ciudades como Múnich, Chicago o Tokio. Luego fabricaban la mercancía y enviaban los artículos a sus destinos chinos y extranjeros. En aquella época, los jefes tenían más tiempo para disfrutar del café de la mañana y del té de la tarde. Hoy en día, un CEO se metería en problemas si gestionara así un negocio.
Conforme la economía del país asiático y su vasto mercado interno han ido creciendo de forma acelerada, muchas multinacionales han modificado sus estrategias operativas: de dirigirse a Asia-Pacífico o a otros mercados extranjeros han pasado a centrarse sobre todo en China.
Para adaptarse mejor a este escenario cambiante, muchas empresas han acelerado la transformación del modelo de sus operaciones comerciales y han dejado de ser fabricantes para concentrarse en el suministro de servicios.
La clave para impulsar negocios en el país asiático está cada vez más ligada a los canales de comercio electrónico, la tecnología y las plataformas digitales, así como al suministro de bienes y servicios localizados.
Los clientes utilizan las herramientas digitales para hacer comparaciones entre productos nacionales y extranjeros y luego comparten esa información con sus amigos, familiares y colegas. Así lo explica Cha Sheng, gerente para la zona de China del grupo Vorwerk, una empresa alemana dedicada a la industria y a la tecnología.
La compañía abrirá un centro de soluciones digitales en
Shanghai en el tercer trimestre del año para facilitar su transformación de solo fabricante a uno orientado a los servicios.
“Esperamos poder aprovechar las nuevas oportunidades que brinda el patrón de desarrollo chino de doble circulación mediante la introducción de productos y servicios más personalizados que mejoren la vida de los consumidores”, afirma Cha. El nuevo patrón de desarrollo de “doble circulación”, propuesto por las autoridades chinas, es la línea económica de referencia. Según se recoge en el XIV Plan Quinquenal (2021-2025), la prioridad de China durante este período es innovar, abrirse e impulsar la demanda interna.
El patrón sitúa la circulación nacional –la producción y el consumo domésticos– como pilar de la economía, al tiempo que este flujo comercial y el internacional se refuerzan mutuamente.
En sintonía con el nuevo patrón de desarrollo del país asiático, Chen Yudong, presidente de la división china de la compañía alemana Bosch, considera que innovar en tecnologías clave es importante para que se produzca un salto de calidad. Anunció que su compañía, que considera China como un valioso centro de innovación para el grupo, continuará invirtiendo allí y se adherirá a la estrategia del país de priorizar su producción y demanda internas.
Hacia un país más verde
La producción es la columna vertebral de la economía de un país y los servicios de producción constituyen un nuevo negocio que se adapta a la economía digital.
Gu Chunyuan, presidente de la división china del grupo de tecnología suizo ABB, ha añadido nuevos equipos de fabricación e innovación en el país asiático para reforzar sus beneficios. Además, opina que la transformación energética que está llevando a cabo China y su compromiso por alcanzar la neutralidad de carbono brindan nuevas oportunidades a las multinacionales para continuar invirtiendo en energías limpias y en fabricación inteligente.