Gracias a su colaboración con China, Europa avanza hacia una economía más sostenible, como demuestran diversos proyectos de empresas del país asiático en el continente.
En la ciudad alemana de Arnstadt, en su día un centro clave de la industria automovilística tradicional, funciona hoy a pleno rendimiento una moderna planta del fabricante de baterías chino Contemporary Amperex Technology, más conocido como CATL. Estas instalaciones, que cuentan con una inversión de 1.800 millones de euros, son capaces de producir 30 millones de celdas para baterías al año, lo suficiente para alimentar a 200.000 vehículos eléctricos. Sus piezas viajan a Múnich, Ingolstadt y Stuttgart, donde se ensamblan en los últimos modelos de BMW, Audi o Porsche destinados al mercado europeo.
Desarrollo local
Si en la fase inicial del proyecto, CATL envió a cientos de sus empleados desde China para garantizar el buen funcionamiento de la planta, en la actualidad son trabajadores locales quienes gestionan la mayor parte. La factoría, la primera de las que la compañía tiene en el extranjero con cero emisiones, investiga cómo alargar la vida útil de las baterías.
Además, ha atraído a Arnstadt a múltiples empresas, que han hecho crecer la ciudad. CATL tiene previsto construir además fábricas en Hungría y España, mientras que otras firmas chinas de baterías, como Gotion High-tech y Sunwoda Electronic Co Ltd, cuentan con grandes proyectos en Eslovaquia y Hungría, respectivamente.