El año pasado, China realizó más inversiones directas en Europa, como demuestra la ampliación de su capital en fábricas de baterías para vehículos eléctricos situadas en el continente. Según los expertos, esto contribuirá a que los fabricantes europeos de vehículos se adapten mejor y, al mismo tiempo, ayudará a las empresas chinas a internacionalizarse.
Las inversiones chinas de tipo totalmente nuevo constituyeron la mayor parte de la inversión extranjera directa (IED) en Europa en 2022 y representaron cerca del 57% del total que recibió. Según un informe publicado el 9 de mayo por el laboratorio de ideas Mercator Institute for China Studies, con sede en Berlín, y el grupo Rhodium, asentado en Nueva York, se trata de la primera vez que superan a las fusiones y adquisiciones salientes desde 2008.
Estas inversiones de tipo totalmente nuevo, llamadas en inglés greenfield, son una clase de IED en la que la empresa matriz crea una nueva filial en otro país y construye sus operaciones desde cero.
En sintonía con la disminución de inversiones internacionales que se ha registrado en todo el mundo, el total de la IED china en Europa cayó más de una quinta parte el año pasado y se situó en 7.900 millones de euros. Pese a ello, sus inversiones de tipo totalmente nuevo resistieron la tendencia a la baja y aumentaron un 53% hasta alcanzar los 4.500 millones de euros, según recoge el informe.
Esta fuerte expansión se ha visto en gran medida respaldada por diversos proyectos a gran escala, entre ellos las fábricas de baterías para automóviles eléctricos. Los gigantes chinos del sector de las baterías, como Contemporary Amperex Technology (CATL), Envision AESC y SVOLT Energy Technology, han realizado grandes inversiones en plantas de este tipo situadas en Alemania, Reino Unido y Francia.