P ese a que las inversiones tiendan a ser moderadas en el ámbito internacional, China continuará siendo un país atractivo para las multinacionales gracias a su sólido mercado interno y su inquebrantable voluntad de abrir su economía, según afirman distintos analistas y responsables de cámaras de comercio extranjeras en el país.
Tras participar en varios eventos de la Feria Internacional del Comercio de Servicios de China 2023, que tuvo lugar en Beijing del 2 al 6 de septiembre, los expertos señalaron que, aunque la cantidad de inversiones internacionales en el país ha descendido, su calidad ha aumentado. Este cambio, indican, está en sintonía con los planes de China, que persigue un desarrollo de mayor calidad para crear más oportunidades en sectores como el comercio de servicios y las manufacturas de alta gama.
Jens Hildebrandt, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Alemania en el norte de China, asegura que, a pesar de que las tensiones geopolíticas generan incertidumbre en empresas de todo el mundo, los inversores internacionales siguen confiando en que la economía del país crecerá a largo plazo. Según señala, el modelo de colaboración que existía hasta la fecha está cambiando. Antes, las empresas alemanas suministraban tecnología a China y se beneficiaban de su mercado. Ahora, en cambio, China cuenta con marcas potentes y tecnología punta, que penetran con éxito en los mercados alemán y europeo, sobre todo en el ámbito de la descarbonización y de la sanidad. Hildebrandt subraya que, en la actualidad, Alemania concentra sus inversiones en China en el sector de la industria. Al mismo tiempo, considera que la apertura gradual de la industria de servicios que está llevando a cabo el país facilitará el acceso de las compañías alemanas al mercado chino en los próximos años.
Hacia un nuevo paradigma
Mientras la economía mundial se recupera lentamente y el gasto transfronterizo continúa siendo escaso, China redobla sus esfuerzos para atraer inversiones internacionales. A mediados de agosto presentó 24 políticas específicas encaminadas a lograr este objetivo. En concreto, las autoridades del país se comprometieron a dar el mismo trato a las empresas extranjeras que a las chinas, así como a ofrecerles más apoyo y proporcionarles incentivos fiscales.
Según predice Loh Wee Keng, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Malasia en China, estas medidas insuflarán confianza a las multinacionales para realizar operaciones a largo plazo en China. Por lo tanto, jugarán un papel clave a la hora de revitalizar las inversiones internacionales en todo el mundo.
Puesto que China está dejando de ser tan competitiva en costes laborales y alquileres, que tradicionalmente eran más baratos, algunos fabricantes extranjeros –sobre todo los que pertenecen a sectores industriales de escaso valor añadido– han optado por salir de su mercado. Al mismo tiempo, muchas empresas de alta tecnología están aterrizando en el país para aprovechar las oportunidades que se presentan gracias a la modernización de su industria, explica Nie Pingxiang, investigador de la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, con sede en Beijing.
La inversión directa real en la parte continental de China procedente del extranjero cayó un 5,1% interanual en los primeros ocho meses del año y se situó en 847.170 millones de yuanes (107.650 millones de euros). Pese a ello, el número de empresas con participación internacional asentadas en el país asiático durante ese mismo periodo ascendió a 33.154, un 33% más que en el ejercicio precedente, según datos del Ministerio de Comercio. En paralelo, la inversión extranjera directa en el sector de las manufacturas de alta tecnología ascendió un 19.7%. Por otro lado, el flujo de capital que se trasladó desde Reino Unido, Canadá y Francia hacia China aumentó un 132,6%, un 111,2% y un 105,6%, respectivamente.