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Mucho más que la fábrica del mundo
Un empleado en una planta de montaje de aviones Airbus A320 en Tianjin, a 114 kilómetros de Beijing. Uno de cada cuatro aviones que la compañía aeroespacial europea fabrica vuela a China, su principal mercado.

Mucho más que la fábrica del mundo

En medio de una oleada de proteccionismo, China exhorta a la Organización Mundial del Comercio a preservar el libre intercambio
ZHONG NAN/REN XIAOJIN - 24 Sep 2018 17:10

En la era de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los aranceles comerciales y las medidas proteccionistas de Donald Trump, el presidente de EE UU, quedan en evidencia en Port Elizabeth. En este punto estratégico de la costa sudafricana, compañías chinas de automoción producen vehículos con la ayuda de robots industriales japoneses y alemanes que ensamblan y pintan piezas. Los automóviles se cargan en un tráiler de una empresa francesa, que los transporta al puerto de Yibuti. Entre sus clientes están Ethiopian Airlines y el Ministerio de Desarrollo de Eritrea. Una interrupción o un retraso en el envío afecta a medio mundo.

De Port Elizabeth se extraen dos lecciones inequívocas: el comercio ágil y regulado es esencial y cualquier interrupción de los intercambios tiene consecuencias catastróficas. Los expertos del sector convienen en que la administración Trump no debería ignorar estas conclusiones. Los aranceles han creado el caos en el comercio internacional. Estas trabas se han diseñado para perjudicar mercados como China, Rusia, Turquía, México y la Unión Europea y subrayan la necesidad urgente de unas normas universales serias para todos.

17 años en la OMC

China se incorporó a la OMC en 2001 y desde entonces ha compartido su talento y capacidades en los procesos de fabricación y tecnología con el resto del mundo y ha facilitado la inversión y acceso a sus mercados. Se ha convertido en un miembro indispensable del comercio mundial. “Sin pertenecer a la OMC, habría sido imposible que impulsara su desarrollo económico”, afirma Mei Xinyu, investigador de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica en Beijing. Pero los acuerdos internacionales, que tardaron décadas en cristalizarse, están bajo la amenaza del creciente proteccionismo y el unilateralismo de EE UU.

Este nuevo escenario acarrea riesgos como la pérdida de empleos y el freno del crecimiento económico, lo que podría incidir sobremanera en los países más pobres, según los altos funcionarios chinos. Se necesitan reformas para defender el papel de la OMC y el sistema multilateral de comercio.

Una ola de medidas restrictivas, como aranceles y regulaciones aduaneras estrictas, amenaza con asfixiar el comercio internacional. El último informe de la OMC indica que desde octubre hasta mayo aumentaron las restricciones en todo el mundo. El volumen del comercio mundial afectado en ese periodo fue de 72.300 millones de euros.

Roberto Azevedo, director general de la OMC, afirma que este nuevo panorama podría convertirse en una norma en el futuro. Esto amenazaría la recuperación económica mundial y perjudicaría el crecimiento, así como la creación de empleo.

Con el afán de mejorar su prestigio y eficacia, en los últimos años la OMC ha llegado a acuerdos importantes como el de Facilitación del Comercio, la abolición de los subsidios a las exportaciones agrícolas y la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información. “Las discusiones sobre el desarrollo de la economía deben continuar. Aunque hay ideas en el aire, aún no se ha alcanzado ningún consenso”, afirma Azevedo.

Los expertos aseguran que la marcha hacia un mundo totalmente globalizado se ha ralentizado tras la ronda de encuentros en Doha, que finalizó porque los socios discrepaban en cuestiones agrícolas. El primer mundo y los países en desarrollo han firmando acuerdos por su cuenta. Esto puede debilitar el poder de la OMC. “Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para satisfacer las necesidades de los socios”, apunta Azevedo.

El investigador Mei afirma que una visión económica cada vez más introspectiva de los EE UU no tiene por qué socavar la ventaja competitiva de China en el comercio mundial. Pero sí hará más difícil que otros países puedan emular el exitoso modelo chino de exportaciones