Pese a que no logró clasificarse para el Mundial de Qatar, China hizo grandes contribuciones al torneo de la FIFA. Así lo demuestran sus múltiples productos, infraestructuras y patrocinadores en el país árabe, muy aplaudidos por aficionados y clientes.
Más de 1.800 autobuses fabricados por la compañía china Higer Bus en Suzhou, provincia de Jiangsu, se encargaron de trasladar a hinchas, trabajadores y periodistas de diferentes países durante la competición, que se celebró entre el 20 de noviembre y el 18 de diciembre. También circularon por el país anfitrión más de 1.500 autobuses firmados por la empresa Yutong de Zhengzhou, provincia de Henan. De ellos, 888 eran eléctricos, todo un hito: nunca antes en una competición deportiva de talla mundial se habían utilizado vehículos de transporte público de energías alternativas chinos.
Desde estadios a vuvuzelas
Los autobuses no son, sin embargo, los únicos productos del país que han viajado hasta Doha y el resto de las sedes del Mundial. Por allí también se han visto llaveros, vuvuzelas, banderas, ropa y calzado procedentes de Yiwu, provincia de Zhejiang, y Jinjiang, provincia de Fujian, así como fuegos artificales enviados desde Liuyang, provincia de Hunan. Según los analistas, la fuerte presencia de productos chinos en Qatar se debe a la puesta al día que el país está llevando a cabo en su industria, al poderío de sus cadenas logísticas y a su transformación ecológica.
El grupo China International Marine Containers de Shenzhen, provincia de Guangdong, participó en la construcción del Estadio 974 de Qatar. Como su propio nombre indica, se levantó utilizando 974 contenedores y se puede desmontar con facilidad. Por su parte, el grupo chino Midea suministró el aire acondicionado para 100 centros de control de seguridad del Mundial. También los servicios de comunicaciones de los estadios y los equipos en red para el centro conjunto de mando y control se fabricaron en el país asiático. China Railway Construction es además corresponsable, junto a diversas constructoras de Qatar, del estadio Lusail. No solo se trata del mayor recinto deportivo del país, sino también de la primera sede firmada por China en una Copa del Mundo.
Según Zhao Xinli, decano de la Facultad de Publicidad de la Universidad de Comunicación de China en Beijing, si existiera una “Copa Mundial de Fabricación”, seguramente la habría ganado China por aclamación popular. De acuerdo con la consultora GlobalData, con sede en Londres, la inversión de veinte empresas chinas en patrocinios del torneo supera a la de su competencia de otros países. Con un gasto de casi 1.400 millones de dólares (1.320 millones de euros), estas compañías ocupan los primeros puestos del ranking mundial.
Más intercambio comercial
La aportación de China a la Copa del Mundo refleja su creciente peso en la economía global, afirma Xiao Shuhong, profesor en la Universidad de Deportes de Beijing. El torneo, que se celebra cada cuatro años, crea oportunidades comerciales para las empresas exportadoras tanto chinas como de otros lugares del mundo.
De acuerdo con la Administración General de Aduanas de China, gracias al impulso de la Copa del Mundo y de todos sus derivados, el valor total de las transacciones comerciales entre el país y Qatar supuso entre enero y octubre 21.660 millones de dólares (20.350 millones de euros), un aumento del 64,7% respecto al año pasado.