La economía colaborativa se extiende por China. Exitosas startups como Ofo Inc y Didi Chuxing, especializadas en el alquiler de bicicletas y la reserva de taxis, respectivamente, están ayudando a convertir al país en líder en innovación. El negocio de este tipo de empresas crece con mayor rapidez que la competencia extranjera. China abraza un nuevo modelo de negocio.
Esta manera de consumir basada en compartir se aplica en una amplia lista de bienes: bicicletas, casas, coches, ropa, balones, paraguas... Tan fácil como escanear con el móvil un código QR en las estaciones o entrar en las aplicaciones o a través de la plataforma WeChat de Tencent Holdings Ltd, los usuarios tienen acceso a casi todo desde el móvil en las principales ciudades del país.
El valor de las transacciones de este tipo de negocios fue de 3,45 billones de yuanes (443.000 millones de euros) el año pasado, según un informe del Centro de Información del Estado y la Sociedad de Internet de China.
El Gobierno chino prevé aumentar las transacciones en un 40% anual en los próximos años. Para 2020 se espera que represente más del 10% del Producto Interno Bruto de China. Este ascendió a 9,5 billones de euros el año pasado y se prevé que crezca entre un 6 y un 7% al año.
En junio, el Gobierno aprobó un plan para impulsar esta emergente economía colaborativa. El plan anima a los empresarios a crear negocios de este tipo. Las autoridades eliminarán gradualmente las barreras industriales y regionales para su desarrollo sostenible.
Cabinas para hacer deporte
La nueva tendencia es hacer ejercicio en unas cabinas instaladas en zonas residenciales. Por 80 céntimos de euros se puede entrenar durante media hora en estos minigimnasios. Desde junio, estas cabinas –parecidas a las de teléfono– se han instalado en barrios de Beijing y Shanghai, así como en las ciudades de Hangzhou, provincia de Zhejiang, Shenzhen, de Guangdong y Nanjing, de Jiangsu.
Estos espacios ocupan cinco metros cuadrados y cuentan con una cinta de correr, aire acondicionado, purificador de aire y una pantalla de alta definición para escuchar música o ver vídeos. El usuario reserva uno de estas cabinas con el pago de un depósito. Para acceder simplemente escanea un código con el móvil.
Bi Zhen, director ejecutivo de la startup de fitness Misspao de Beijing, afirma que este tipo de productos compartidos y de autoservicio se adaptan a la creciente necesidad de hacer deporte. "Una encuesta nuestra reveló que el 95% de los encuestados necesitaban hacer ejercicio, pero solo un 10% estaba apuntado a un gimnasio. Debido a la gran cantidad de trabajo, a muchos les falta tiempo. Y ahí es donde entramos. Incluso las personas muy atareadas pueden disfrutar de la comodidad de estas cabinas".
Cada unidad cuesta entre 1.300 y 1.900 euros. La empresa gana ocho euros por máquina al día. Son altas tasas de rentabilidad, de seis a ocho meses tardan en recuperar la inversión. Misspao ha reunido 13 millones de euros en inversiones.
2.000 comunidades residenciales se han registrado en Misspao para alojar una de estas cabinas. La empresa ha instalado 200 espacios donde hacer ejercicio y espera colocar 3.000 más en 10 ciudades del país antes de la Fiesta de la Primavera en febrero.
Impulsados por políticas gubernamentales y avanzadas tecnologías como el pago con móvil, gradualmente aparecerán nuevos productos de economía colaborativa que satisfagan la demanda de las personas de tener vidas de alta calidad.
Zhang Xu, un analista de Internet en Beijing, dijo que una vez que el dividendo demográfico haya desaparecido, es importante desarrollar negocios que reduzcan la sobrecapacidad (crecimiento de la producción mayor que su demanda) y generen un crecimiento sostenible a largo plazo. "La economía colaborativa renovará la forma en que funciona la industria tradicional, transformará el modelo anterior".