En la década de 1980, las multinacionales que querían poner un pie en China enviaban allí a sus gerentes, expertos en ventas o ingenieros. Llegaban con el objetivo de sondear el mercado y abrir oficinas de representación, para lo que llevaban muestras de sus productos a ciudades como Shanghai, Beijing o Guangzhou, en la provincia de Guangdong.
En los noventa, muchas de estas empresas empezaron a construir fábricas en Shanghai, Taicang y Kunshan (provincia de Jiangsu), Dongguan (Guangdong) o Xiamen (Fujian), un proceso que se aceleró en 2001, tras la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio.
Dado que las compañías extranjeras distribuían los productos que fabricaban en China dentro y fuera del país, firmas como la francesa Schneider Electric o la alemana Bosch comenzaron a fichar directivos locales para dirigir sus operaciones in situ. Como parte de una estrategia más amplia para ganar presencia en el territorio, también se crearon numerosos centros de investigación y desarrollo en suelo chino.
Beneficios para todos
Este año, en el que la República Popular China celebra su 75 aniversario, altos ejecutivos de diversas multinacionales miran al futuro. Según afirman, las recientes reformas económicas que ha acometido China van a reforzar la red de cadenas de suministro en todo el mundo y a integrar todavía más la inversión extranjera en el crecimiento económico del territorio. El mercado chino se ha convertido en un centro de operaciones que permite crecer e innovar a aquellas compañías internacionales que ofrecen muchos productos y servicios.
El fabricante alemán de bienes industriales y de consumo Henkel entró en China hace más de 50 años, como recuerda su presidenta local, Anna An. A través de las continuas inversiones que ha llevado a cabo, la firma ha estimulado el talento chino y ha contribuido a la evolución de su industria. Según afirma, Henkel y China han crecido juntos. “Seguiremos invirtiendo aquí. Creemos que en el futuro habrá una gran demanda de productos electrónicos, vehículos de energías alternativas, fabricación avanzada, envases y bienes de consumo, por lo que continuaremos apoyando a nuestros clientes en estos sectores a través de soluciones y productos que sean innovadores y sostenibles”, señala.
Nat Madarang, presidente de la división de Asia-Pacífico de la compañía estadounidense de neumáticos Goodyear, considera que China es clave para la estrategia de su empresa. Las nuevas reformas adoptadas por el país, que apuestan por abrir el mercado, modernizar la industria e innovar en tecnología, están alineadas con sus objetivos, afirma. Gracias a la Asociación Económica Integral Regional, un acuerdo de libre comercio del que forma parte China, Goodyear puede enviar los neumáticos que fabrica en el país a Japón y otros destinos del Sudeste Asiático. “Vamos a seguir ampliando nuestras inversiones y nuestra presencia tanto en China como en la región”, asegura Madarang.
Muchas multinacionales han advertido que los consumidores y el entorno empresarial de China evolucionan debido a la modernización de la industria, a los cambios que se están produciendo en los modelos de negocio y a la creciente demanda de productos personalizados, afirma Tang Yihong, profesora especializada en inversiones transfronterizas en la Universidad de Economía y Negocios Internacionales de Beijing. Las compañías están creando más centros de innovación y servicios en suelo chino para satisfacer la demanda local.
De acuerdo con datos oficiales, entre enero y octubre de 2024, China ha gestionado 693.210 millones de yuanes (90.280 millones de euros) de inversión extranjera directa y se han creado allí 46.893 empresas con financiación foránea, lo que ha supuesto un aumento interanual del 11,8%.