Cada vez hay más graduados extranjeros en universidades chinas que deciden quedarse en Shanghai para emprender negocios después de haber terminado sus estudios. En 2015 entraron en vigor políticas que les incentivan para materializar sus ideas en la ciudad. El objetivo: convertir
Shanghai en un referente mundial de ciencia y tecnología para 2030.
Quienes han terminado sus estudios superiores en alguna universidad de la parte continental de China pueden solicitar un permiso de residencia presentando su certificado de graduación y un plan de negocio o documento que pruebe que han establecido una nueva empresa en la ciudad. Esta medida se suma a otra ya existente de hace dos años, que permite emitir visas de 12 meses a graduados de prestigiosas facultades extranjeras que acrediten haber emprendido en la urbe.
A medida que la ciudad vaya afianzando su posición como líder internacional en economía, finanzas, comercio, transportes, investigación y cultura, más emprendedores extranjeros elegirán este destino. Así lo cree Yang Jianrong, director del Consejo para la Promoción del Comercio Internacional de Shanghai, para quien “la tendencia continuará mientras la urbe facilite el acceso y reduzca los tiempos de concesión de los permisos de residencia permanentes”.

Muddassar Sharif, paquistaní de 23 años, es uno de los muchos que han llegado a la ciudad atraídos por los incentivos. Hace un año inauguró una empresa que se dedica al aprendizaje automático; es decir, a desarrollar técnicas para conseguir que los ordenadores y las máquinas aprendan a desarrollar tareas de acuerdo con los intereses de los clientes. Sharif, alumno del último curso de Ciencia de Datos en la Universidad de Nueva York de Shanghai, pensó que era un buen momento para lanzarse. “Las empresas tienen muchos datos, pero no personas con experiencia que les permitan utilizarlos”, explica.
El papel de las incubadoras
Aunque no existen cifras oficiales sobre el número de empresas impulsadas por expatriados en Shanghai, se calcula que existen cerca de 600 en el distrito de Yangpu, la zona que el municipio ha reservado a actividades masivas de emprendimiento e innovación. Según el Gobierno, más de 210.000 extranjeros procedentes de 167 países y regiones trabajan en la ciudad, el 25% de todos los que están en China, lo que la convierte en el principal destino de talento internacional del país.

“La ciudad ha creado el entorno propicio”, indica Lin Qian, gerente de Kudosbay. Ubicada en la Zona de Desarrollo Económico y Tecnológico de Songjiang, en Shanghai, su empresa brinda apoyo a las start-ups extranjeras que empiezan. Ha congregado a unas 500, dedicadas sobre todo a los servicios internacionales y al comercio de productos.
Según afirma, si Shanghai espera atraer a 800.000 residentes expatriados en 2035, las agencias y las incubadoras son clave. Pese a tener un permiso ordinario para vivir en el país, la italiana Barbara Vaccaro consiguió abrir su negocio de arte gracias a una de estas últimas. “Obtuvimos la licencia comercial en dos semanas, mucho más rápido que en Europa”, comenta. Aunque hasta el momento solo se han otorgado visas de talento a empresas de alta tecnología, los expertos confían en que las ayudas se amplíen también a negocios relacionados con los nuevos medios, la tecnología financiera y la cultura.