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Un brindis por Ningxia
Seleccionando uva en las laderas orientales de las montañas Helan, en la Región Autónoma Hui de Ningxia. 

Un brindis por Ningxia

El llamado “Burdeos chino” pisa fuerte gracias a un 'terroir' único. La región, que produce al año 130 millones de botellas, ha ganado en los últimos años casi mil premios internacionales
WANG HAO, LU HAOTING Y HU DONGMEI - 14 Dic 2021 8:04

Mientras el sol de la tarde baña las exhuberantes vides verdes dispuestas en hilera y proyecta sus sombras, blancos caminos de arena serpentean a través de los viñedos hasta conectar con distintas bodegas. Al fondo, las imponentes montañas Helan lo presiden todo. 

Estamos en la Región Autónoma Hui de Ningxia, hogar de casi 200 productores de vino que pertenecen a la denominación de origen Laderas Orientales de las Montañas Helan. Este territorio, que se encuentra a dos horas de vuelo de Beijing y que se conoce por su árido desierto y sus tumbas antiguas, está cobrando fama como una gran zona vinícola de excelentes cosechas elogiada en todo el mundo. 

Con personalidad propia

Primero se bautizó la zona como el Burdeos de China, ya que predominaban las variedades procedentes de este rincón de Francia. No obstante, el Gobierno local y los enólogos ambicionan convertirla en una región de vinos de calidad, con una categoría reconocida a nivel mundial y características diferenciales que les permitan competir con Burdeos. 

“Ni somos el Burdeos chino ni el Valle de Napa chino”, recalca Zhao Yongqing, gobernador adjunto del Gobierno de la Región Autónoma Hui de Ningxia. “Queremos ser nosotros mismos. Debemos tener confianza suficiente como para imprimir a los vinos nuestro propio matiz cultural, que es rico y distinto, y construir nuestro sistema industrial vinícola tomando el terroir de Ning-xia como base”, afirma. 

Este pago se caracteriza por tener suelos áridos y pedregosos, un clima seco con poca lluvia y abundante luz solar. Además, está situado a una altitud superior a los 1.000 metros y sus temperaturas oscilan mucho entre el día y la noche. Reúne todos los requisitos para cultivar uvas de primera calidad destinadas al vino. 

El Gobierno chino ha convertido la viticultura en una de las principales nueve industrias que impulsan el crecimiento de la economía local, basado en estándares de alta calidad. En este sentido, ha brindado su apoyo a la región dotándole de infraestructuras y formando trabajadores con perfiles técnicos. 

En 2013, el Gobierno local creó un sistema de clasificación que cataloga las bodegas en cinco niveles, según su calidad, y que las reevalúa cada dos años. Cincuenta y siete viñedos de las laderas orientales de las montañas Helan ya han sido acreditados. 

En plena expansión

Las 36.667 hectáreas de viñedos de Ningxia representan una cuarta parte del total del país. La región produce al año 130 millones de botellas y ha ganado en los últimos años casi mil premios internacionales. 

En mayo, el Consejo de Estado dio su visto bueno para que pudiera crearse una demarcación destinada a la experimentación integral para desarrollar y abrir la industria del vino de Ningxia. Se trata de la primera zona piloto de este tipo que se establece en China vinculada a la producción vinícola. 

El ambicioso plan consiste en crear otras 36.667 hectáreas de viñedos en los próximos cinco o diez años siguientes. Con ello, se espera superar los 300 millones de botellas anuales y obtener ventas por valor de 100.000 millones de yuanes (13.410 millones de euros). Para 2035, se pretende haber alcanzado las 100.000 hectáreas cultivadas y una producción de más de 600 millones de botellas al año, similar a la de la región de Burdeos. 

El gran potencial de la zona ha atraído a enólogos de gran envergadura y a profesionales del marketing que se esfuerzan por dar a conocer la región. “Para hacer buenos vinos debemos aprovechar al máximo el terroir de Ningxia”, afirma Yu Huiming, vicepresidente de Xixia King, la bodega más antigua de la región. “Tenemos las mejores uvas, que es lo más importante para elaborar un buen vino. Hay que aplicar técnicas que respeten las características de la materia prima y que reduzcan al máximo la intervención humana”, señala el experto, creador junto con otros enólogos de la primera botella de vino en Ningxia. 

“Este pago no se puede copiar. Lo que producimos aquí debe ser único y no un producto industrializado”, coincide Emma Gao, propietaria de Silver Heights. De su bodega salieron el año pasado 200.000 botellas y vinos elogiados en Financial Times. Su producto estrella, Emma’s Reserve, una mágnum 100% Cobernet Sauvignon,cuesta alrededor de 470 euros.