Con el fin de impulsar un desarrollo inclusivo en todo el mundo a través de proyectos de cooperación, China lanzó en 2013 la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, más conocida como BRI, por sus siglas en inglés, es una de las plataformas de cooperación internacional que más prometen. Además, está trazando nuevos caminos para avanzar hacia una globalización de carácter inclusivo, aseguran diverosos funcionarios chinos.
Entre los logros de este macroproyecto de infraestructuras figura la puesta en marcha de líneas de tren de alta velocidad en Indonesia, la ampliación del puerto de Yibuti o la construcción de una planta nuclear en Reino Unido.
Además de crear infraestructuras en países necesitados, como ferrocarriles, hospitales, plantas de energía o puertos de mercancías, la BRI impulsa el sector servicios a escala internacional, así como nuevas formas de comercio exterior, digital y ecológico entre países. Así lo afirma Gao Lingyun, director de la división de inversiones internacionales del Instituto de Economía y Política Mundial, que forma parte de la Academia de Ciencias Sociales de China.
Se espera que la iniciativa continúe reforzando las economías emergentes y reduciendo la brecha de crecimiento que existe en muchas partes del mundo entre las zonas de costa y las que no tienen salida al mar, añade Gao.
Desde África a Asia Central
La empresa de infraestructuras PowerChina anunció a principios de mayo que había firmado un contrato para construir la planta de energía fotovoltaica Kahama, la primera de este tipo que tendrá Tanzania. Cuando se ponga en marcha, contribuirá a generar energía limpia en el país africano e impulsará su economía, cuenta Chen Guanfu, vicepresidente del departamento de negocios en el extranjero de la compañía china.
La BRI está poniendo en práctica la idea de globalización, señalan diversos funcionarios. Zhang Jianping es subdirector del comité académico de la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, con sede en Beijing, que depende del Ministerio de Comercio. Según indica, mediante la construcción de infraestructuras, la Iniciativa de la Franja y la Ruta contribuye a impulsar el comercio, atraer inversiones y fomentar intercambios.
Con el fin de estimular la cooperación internacional para aumentar la capacidad de producción o desarrollar proyectos de infraestructuras modernas, las empresas chinas también han trabajado con empresas socias de países que forman parte de la BRI, como la alemana Siemens, la francesa Schneider Electric o la suiza ABB.
China Energy Engineering, compañía estatal con sede en Beijing, ha empezado a construir un proyecto de energía eólica en Uzbekistán. Tendrá dos plantas con capacidad para producir 500 megavatios y, además de generar puestos de empleo en el país, se espera que se convierta en la mayor de Asia Central.
Acuerdos de cooperación
Hasta mediados del pasado mes de febrero, China había firmado acuerdos de colaboración con 151 países y 32 organizaciones internacionales en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Según datos de la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, el valor anual de las operaciones que llevó a cabo con los distintos países y regiones involucrados en la BRI casi se duplicó entre 2013 y 2022.
Durante los cinco primeros meses de este año, el comercio entre la nación y el resto de los socios internacionales que participan en la iniciativa facturó 5,78 billones de yuanes (747.000 millones de euros), un aumento del 13,2% respecto al ejercicio anterior. Entre enero y abril, su inversión extranjera directa no financiera en estos países se situó en 7.530 millones de dólares (6.970 millones de euros), un 9% más que en el mismo período de 2022.