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Artesanía contra plástico: el bambú no pasa de moda
Trenzar bambú forma parte de la vida de los habitantes de Maoba. Sobre estas líneas, algunos artesanos del pueblo elaborando tamices.

Artesanía contra plástico: el bambú no pasa de moda

Los productos trenzados a mano a partir de la planta más emblemática de China han sobrevivido a la industrialización. Los de la provincia de Hunan cada vez tienen más demanda
XING WEN - 03 Oct 2022 8:38

Sentados en la entrada de una cueva del pueblo de Maoba, algunos lugareños charlan mientras cortan bambú en finas tiras. El aire fresco que emana de la gruta alivia el calor del verano y allí van trenzando a mano desde tazas de té hasta cestas o tamices. 

En esta localidad del condado de Yongshun, situada en la provincia de Hunan, trenzar bambú es un arte tradicional que se transmite de generación en generación. 

Fu Yelin, un habitante de la localidad de 58 años, lo practica desde que tenía 12. “Mi padre, del que aprendí el oficio, me enseñó también a no cortarme al manipular las hojas”, recuerda. Para convertir la planta en artículos de diferentes formas y tamaños se necesita paciencia. Los artesanos primero escogen la variedad de bambú adecuada, luego alisan sus nudos con un cuchillo y a continuación eliminan la capa verde más superficial. Después toca cortar la planta en tiras, según el ancho que se necesite. Tras décadas practicando el oficio, Fu tiene las manos encallecidas y es capaz de dejarlas del grosor de una aguja.  

En el pasado, las gentes del campo usaban a diario cestas, esterillas y tamices de bambú. Fu solía recorrer con su padre la provincia de Hunan ofreciendo sus servicios. Iban de pueblo en pueblo llamando a todas las puertas. Calcula que ha visitado y tejido productos para más de 5.000 hogares.  

Sin embargo, la rápida industrialización del país hizo que cayera la demanda y que los artículos hechos a mano fueran sustituidos por otros fabricados en serie con otros materiales, sobre todo plástico. Como artesano experimentado, Fu notó el cambio.

En 2003 abrió una tienda en Furong, una localidad del condado de Yongshun llena de historia, conocida por su estilo étnico y sus paisajes naturales. Quería observar qué tipo de artículos preferían los consumidores cuando iban a comprar. 

Para responder mejor a las exigencias del mercado, Fu diseñó productos de bambú con diversas funciones y de aspecto muy cuidado. Contrató a 20 tejedores locales con el fin de materializar sus ideas y, poco a poco, sus obras fueron cosechando fama tanto entre la población local como entre los turistas, que las adquirían como souvenirs. Ya ha vendido artículos en gran parte del país, y también a clientes extranjeros.

Mucho más que un trabajo

Conforme aumentan sus pedidos, Fu anima a los vecinos a unirse a él en la elaboración de productos para que aumenten también sus ingresos. “Muchos de ellos no pueden convertirse en trabajadores ambulantes porque tienen que cuidar de sus hijos o de sus padres ancianos, así que espero que esto les ayude a sacar más dinero”, señala Fu. En la actualidad, cerca de 300 personas procedentes de 80 hogares de Maoba forman parte del movimiento, entre ellos su propio hijo, que tiene 35 años y está decidido a seguir los pasos de su padre. En total, el negocio genera al año 7,16 millones de yuanes (más de un millón de euros). 

Para Fu, trenzar bambú no es solo un oficio de toda la vida, sino también un recordatorio de quién es y de dónde viene. Además, asegura que la calidad de sus productos, elaborados con materias primas naturales que les hacen oler bien y durar en el tiempo, sigue siendo mucho mejor que la de los objetos industriales.  

Con información de Zhu Youfang