CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Bordar la naturaleza, el último desafío de los miao
Las hojas bordadas incorporan tradiciones de varias etnias. 

Bordar la naturaleza, el último desafío de los miao

Yang Li utiliza aguja e hilo para decorar hojas de plantas con motivos tradicionales de su grupo étnico. Con esta novedosa técnica artesanal da trabajo a más de 500 personas
XU HAOYU Y YANG JUN - 23 Feb 2023 10:11

En 2011, un pequeño accidente provocó que la vida de Yang Li diera un vuelco. Esta mujer de la etnia miao, natural de la ciudad de Tongren, provincia de Guizhou, inventó el bordado de nervios foliares después de cortarse la mano sin querer con la hoja de una planta.

Tras dedicar mucho tiempo a aprender la técnica y practicarla, acabó bordando hojas con motivos tradicionales de los grupos étnicos miao, tujia y dong. Su arte, que combina lo artificial con lo natural, es único. 

Una sola pieza de estos bordados puede costar entre 1.000  y 10.000 yuanes (entre 140 y 1.400 euros). No obstante, detrás de las cifras se esconde una historia mucho más importante: el oficio permite que los bordadores de toda la ciudad exporten su cultura y compartan las ganancias. 

Un nicho de mercado

Esta peculiar forma de artesanía utiliza hojas de plantas raras procedentes de la zona de la montaña Fanjing de Tongren. Antes de empezar a bordar, los artesanos deben retirar los nervios de las hojas mediante un laborioso proceso que consta de más de 30 pasos. El trabajo combina a la perfección los patrones de los bordados tradicionales con la textura natural de las hojas y mezcla la estética del folclore de siempre con la de la artesanía contemporánea.  

Como nativa miao con una pasión innata para el bordado, Yang abrió una tienda de artesanía con su hermana en 2011. Se especializaron en bordados de su grupo étnico, telas teñidas con la técnica del batik y joyería de plata.  

Sin embargo, al principio no vendían mucho porque el mercado estaba saturado de productos similares. Poco a poco, Yang se dio cuenta de que tenía que imprimir a sus artículos un sello propio y ofrecer algo distinto. Fue entonces cuando, de repente, le llegó la inspiración.

Caminando por la montaña Fanjing en julio de 2011, se cortó por accidente la mano con una hoja y se le encendió la bombilla: “Si los nervios de las hojas se utilizan para hacer marcapáginas y pinturas, ¿por qué nadie los ha usado hasta ahora para bordar?”. La respuesta era simple: porque para hacer eso se requiere una delicadeza extraordinaria. Para salvar este obstáculo, Yang tuvo que enfrentarse al desafío de convertir las hojas en algo tan suave y flexible como la tela. Tras cientos de experimentos, lo consiguió en octubre de este mismo año.

Hacer realidad su idea le brindó el premio especial de Artesanía de Guizhou, pero también fama y muchos encargos. Tan solo dos años más tarde, estaba abriendo su fábrica y dando trabajo a más de 500 bordadoras.

Con información de Wang Jin