Cuando uno pasea por las calles del pueblo de Nanting se topa con alegres flores que parecen brotar de las esquinas y de las paredes. En este rincón de Guangzhou, provincia de Guangdong, una mirada más atenta desvela que no son reales, sino que están elaboradas con fieltro y que nacen de un pequeño parche de césped artificial.
El responsable de este jardín no es otro que Luo Shengtian, un estudiante de la Academia de Bellas Artes de Guangzhou, situada en un megacentro de educación superior que se encuentra cerca. Tanto sus tulipanes como sus amapolas, crisantemos y lirios fueron diseñados para suavizar los desconchados de los muros urbanos. “Algunas calles del pueblo son estrechas y, cuando las esquinas están rotas, a veces me hago daño al pasar en bicicleta. También pueden lastimar a los niños”, advierte.
Luo comenzó a reparar desperfectos utilizando fieltros que se ajustaban al color original de los muros, pero pronto se aburrió. Un compañero le aconsejó que se centrara en algo que le interesará de verdad y enseguida pensó en las flores. Cuando preparaba su trabajo de graduación sobre el tema, su tutor le animó a enfocarlo hacia las relaciones con la comunidad.
Luo, que cose sus flores de fieltro en casa y les da forma con un alambre, instaló su primera pieza en la base de un arco conmemorativo el 5 de abril. Cuatro días después, se fijó en que la pared de una pastelería estaba rota, así que la arregló utilizando sus flores y su césped acolchado con la ayuda de un amigo. Le preocupaba que al dueño no le gustara su intervención, pero al final se llevó una grata sorpresa.
La buena acogida de sus obras le ha animado a plantar 18 flores por todo el pueblo. Siente que son un guiño a los lugareños y que insuflan vida a los edificios. Después de registrar sus intervenciones en vídeo, el proyecto cobró otra dimensión. Ahora existe un grupo de WeChat con más de 200 miembros de China y del extranjero que se llama “la pequeña caballería de las flores”. Entre todos ayudan a Luo para que pueda seguir cultivando su jardín.