CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

La naturaleza reconquista el hormigón
Una señora mayor cuida de sus plantas en el distrito de Fengtai, en Beijing.

La naturaleza reconquista el hormigón

Cada vez más urbanitas chinos se relajan cultivando plantas y flores. Además de funcionar como una terapia contra el estrés, este 'hobby' en auge reconecta a los habitantes de las ciudades con la tierra
XU LIN - 16 May 2019 9:07

Cultivar flores en casa se ha convertido en tendencia entre los urbanitas chinos, que se sirven de Internet y de la telefonía móvil para acceder a consejos sobre el cuidado de las plantas. Para las personas que viven en ciudades, se trata de un pasatiempo que contribuye a aliviar la tensión y animar el día a día.

Es el caso de Ren Meiyue. Arquitecta de 28 años, compagina su trabajo en Shanghai con el amor a las plantas, por las que siente debilidad desde que era niña. “Disfruto cuidando de mis suculentas”, afirma refiriéndose al tipo de plantas de climas desérticos que son capaces de albergar mucha agua en su interior, como el aloe vera, el agave o los cactus. Para ella, resultan mucho más fáciles de mantener que las flores, ya que no siempre dispone de una agenda distendida. “Solo necesitan un poco de riego y mucha luz solar”, informa. “No tienes que recortarlas ni echarles fertilizantes”.

Incluso cuando vivió en Gran Bretaña para cursar un posgrado, Ren se las apañó para crear un pequeño huerto con tulipanes, rosas, patatas y tomates. “Todos necesitamos tener algún pasatiempo para relajarnos”, declara. “Otras personas ven telenovelas o juegan a videojuegos, pero yo prefiero esto”.

Fáciles de cuidar, las plantas desérticas están entre las que más triunfan. CEDIDA A CHINA DAILY

Lo mismo le sucede a Deng Qiuping, una mujer de 56 años residente en la provincia de Qianjiang, provincia de Hubei, en la zona central del país. Mientras la gente de su edad se entretiene con el mahjong, un juego de mesa chino, ella se dedica a sus plantas desérticas. “Son adorables. Y cada día están más hermosas. Cuando las miro se me olvidan todos los problemas”, asegura esta aficionada, que cuando llueve mucho mete las macetas al salón o utiliza un ventilador para que no se pudran las raíces. Como en casa no tiene calefacción central, en invierno las cubre con un plástico para que no mueran.   

Brotes verdes entre ladrillos

Deng ha aprendido a cuidar este tipo de plantas gracias a consejos de amigos, vendedores e Internet, donde consulta diversas publicaciones y vídeos. A su vez, ella también enseña a otros y comparte sus conocimientos en WeChat, el WhatsApp chino, donde cuelga fotos y conoce a otros aficionados con los que luego visita floristerías.

A un millar de kilómetros de allí, en la provincia de Guangdong, Li Yuzhen utiliza su pequeña plantación para capear los temporales del día a día. “Cuando hago cosas que me gustan, como plantar flores, siento que mi vida tiene un sentido. Me relaja”, dice este joven de 25 años, que trabaja en una compañía financiera de Shenzhen.

Cree que fueron sus padres quienes le inculcaron el amor a las plantas, un sentimiento que comparte con su hermano mayor. De hecho, la tierra le recuerda a su infancia en Xuzhou, una zona rural de la provincia de Jiangsu, cuando ayudaba a su madre en el jardín. “La vida entonces era difícil, pero aquellas flores simbolizaban para ella una especie de esperanza y las cuidaba con esmero”, cuenta.

Li está intentando ahora construir su propia plantación de bonsáis, adornando las macetas de estas plantas en miniatura con guijarros y figurillas. “Parecen pequeños árboles y cuando los miro me imagino historias”, asegura Li, que contempla este diminuto paisaje como su “mundo privado”.

Aunque los humanos llevamos en el planeta millones de años, no hace tanto que vivimos entre bloques de cemento, recuerda el botánico Shi Jun de Beijing. “En el subconsciente deseamos retornar al hábitat de nuestros orígenes, donde había bosques y aire fresco”, afirma.