CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Los custodios de los mil budas
El veterano restaurador de la Academia de Dunhuang Li Bo muestra a su compañero Li Lingzhi un detalle de las Grutas de Yulin, provincia de Gansu.

Los custodios de los mil budas

Más de 150 restauradores protegen a diario los murales y esculturas de las Grutas de Mogao, Patrimonio de la Humanidad. Un oficio meticuloso y exigente al que no le falta cantera
FANG AIQING, WANG KAIHAO Y MA JINGNA - 24 Oct 2023 16:38

Varias generaciones de conservadores de la Academia de Dunhuang trabajan contrarreloj para proteger las Grutas de Mogao de la erosión que provocan la arena y el viento.

Li Bo, de 58 años, forma parte de un equipo que vela por los 45.000 metros cuadrados de murales y más de 2.400 esculturas policromadas que hay en las 735 cuevas del complejo, construido entre el siglo IV y el XIV y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las Grutas de Mogao –conocidas también como las cuevas de los mil budas– así como otros monumentos históricos que datan de la época dorada de la antigua Ruta de la Seda, se encuentran cerca de la ciudad de Dunhuang y sus regiones aledañas, en el extremo occidental de la provincia de Gansu. Su existencia da fe de la comunicación entre civilizaciones que hubo en toda Eurasia. 

Los personajes que aparecen en sus viejos murales hacen consultas a Buda acerca de la verdad de la vida y el universo, un tema recurrente en las cuevas. Sin embargo, Li busca la iluminación a través de su trabajo. A través de él va resucitando las revelaciones de los frescos. Se sienta frente a ellos y, poco a poco, los examina lentamente con la mano. Es algo que hace día a día, desde que amanece hasta se pone el sol.  

Un restaurador tan meticuloso como Li, que lleva más de 30 años en el oficio, es capaz de recuperar durante una jornada la superficie equivalente a una hoja de papel. Pero todo suma. En tres décadas de trabajo ha recuperado cerca de 1.500 metros cuadrados de murales y más de 300 esculturas de todos los tamaños. También ha experimentado el placer de dialogar en silencio con los personajes de los frescos.

Las Grutas de Yulin, en el condado de Guazhou, están a unas dos horas en coche de las de Mogao. Este yacimiento, que los arqueólogos sitúan en tiempos de la dinastía Wei del Norte (386-534) y que también gestiona la Academia de Dunhuang, mantiene una coherencia artística y cultural con las Grutas de Mogao. Li está especialmente orgulloso de haber contribuido a salvaguardar uno de sus murales, que data del siglo X y muestra a un gran grupo de personas escuchando a Buda.En marzo ganó el primer premio de un concurso nacional de restauradores de murales y esculturas policromadas, celebrado en la provincia de Shanxi. Aun así, siempre está dispuesto a mejorar. 

Los murales suelen presentar grietas y descamaciones, así como eflorescencias debidas a cambios de temperatura, humedades y sedimentos de sal. Para restaurarlos, hay que ser todoterreno. Se necesita saber de pintura y albañilería, pero también tener conocimientos de física y química para detectar el origen de los problemas y diseñar soluciones. Además, es preciso escoger las herramientas y los materiales adecuados, así como realizar pruebas previas para evaluar los efectos de la intervención. 

Una lucha contra el tiempo

Según recalca Li, restaurar no significa volver a pintar, sino respetar al máximo la obra original. Incluso en verano, cuando el termómetro marca 40º en el exterior, él y sus compañeros tienen que llevar abrigo y pantalones acolchados en las cuevas. La artritis acecha. Uno de sus colegas, Li Lingzhi, de 36 años, añade que su trabajo implica tener las manos levantadas y en tensión durante horas, sin que tiemblen. Todo un desafío que consume mucha energía.  

“Conservar las cuevas consiste en resolver problemas constantemente. No obstante, cuanto más trabajamos, más problemas encontramos”, afirma Guo Qinglin, subdirector de la Academia de Dunhuang y responsable de preservar este patrimonio.

En la actualidad, más de 150 conservadores y restauradores de la academia trabajan en primera línea de las cuevas. Todos ellos tienen clara una cosa: pueden frenar el envejecimiento de las grutas, pero no detenerlo. 

Con información de Wang Jiahui