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China recibe reconocimiento internacional por su lucha contra los contaminantes
Una inspectora comprueba la calidad de unos cuencos de papel biodegradable en una fábrica de Haikou, provincia de Hainan.

China recibe reconocimiento internacional por su lucha contra los contaminantes

Especialistas en ecología felicitan al país por sus logros medioambientales en el XX aniversario de la entrada en vigor del Convenio de Estocolmo
LI MENGHAN - 22 May 2024 18:31

Diversos expertos en ecología del ámbito internacional han reconocido el esfuerzo de China por contener los contaminantes orgánicos. “El papel que desempeña en la gestión de productos químicos a escala mundial es clave y no se puede subestimar”, afirma Rolph Payet, secretario ejecutivo de los Convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo. “Ya sea ratificando enmiendas o implementando planes nacionales, China ha sido un ejemplo de dedicación a la hora de atajar los contaminantes orgánicos persistentes”, señala.

“La activa participación del país en los procedimientos científicos que se desarrollan en el marco del Convenio de Estocolmo, como el plan de seguimiento global de los contaminantes orgánicos persistentes, demuestra que no solo está comprometida a implementarlos en su propio territorio, sino también a mejorar la situación en el ámbito regional y mundial”, añade.

El especialista medioambiental realizó estas declaraciones el pasado 17 de mayo, en una reunión organizada por el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente chino para conmemorar el XX aniversario de la entrada en vigor del Convenio de Estocolmo en la nación. China fue uno de los primeros países en firmar este acuerdo, que se adoptó en 2001 y empezó a aplicarse en 2004. Con 186 partes involucradas, el pacto ha conseguido una participación casi universal y también ha ampliado el número de tipos de contaminantes orgánicos persistentes que abarca. En inicio eran 12, y ahora son 34.

Sustancias que amenazan el planeta

Los contaminantes orgánicos persistentes son sustancias químicas tóxicas que permanecen en el medio ambiente, se acumulan a lo largo de la cadena alimentaria y pueden viajar a larga distancia, lo que genera riesgos para la salud humana y la naturaleza. Entre ellos figuran ciertos pesticidas, productos químicos industriales y subproductos no previstos derivados de procesos industriales.

Al ser el territorio que más aporta al presupuesto de la Convención, China se ha esforzado por regular estas sustancias y ha aumentado notablemente la adopción de medidas en su suelo, relata Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El país ha eliminado de forma gradual 29 de los 34 tipos de contaminantes contra los que se lucha, limpia 100.000 toneladas al año de residuos generados por ellos y ha reducido la intensidad de las emisiones de dioxinas de sus principales industrias, destaca Andersen.

Un reto colectivo

“En términos generales, los contaminantes orgánicos persistentes se pueden clasificar en dos grupos: los que la actividad humana crea de manera intencionada en forma de productos, que China trata de eliminar, y los subproductos que suelen generarse durante procesos con cloro y carbono y que resultan difíciles de erradicar por completo, como las dioxinas”, explica Hu Jianxin, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Ambientales de la Universidad de Pekín.

Al reestructurar el marco industrial en todo el país y mejorar la tecnología que permite capturar y depositar estas sustancias persistentes e inevitables, China ha reducido con éxito las emisiones de dioxinas al mismo tiempo que ha mantenido estable el desarrollo del país, recalca Hu.

María Helena Semedo, subdirectora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recuerda que la gestión de productos químicos y la agricultura sostenible van de la mano. No obstante, elogia los logros cosechados por China a la hora de eliminar poco a poco la producción, el uso, la importación y la exportación de la mayoría de los contaminantes orgánicos persistentes de los pesticidas mediante medidas y programas, la promoción de alternativas más seguras y una apuesta por prácticas agrícolas más ecológicas.

“Debemos seguir innovando, realizando investigaciones científicas e ideando tecnología juntos para encontrar soluciones sostenibles que nos permitan gestionar los contaminantes orgánicos persistentes”, resume.