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El auténtico lago de los cisnes
Cada año, entre 8.000 y 10.000 cisnes se desplazan a la Reserva Natural Nacional de Bayanbulak, en la Región Autónoma Uygur de Xinjiang. 

El auténtico lago de los cisnes

Miles de aves migratorias acuden cada año a los humedales de Bayanbulak para anidar y cuidar a sus crías. Esta reserva nacional bañada en agua es una perla rara
CHENG YUEZHU Y MAO WEIHUA - 19 Sep 2022 8:00

Como si fuera una preciada esmeralda rodeada de diamantes, la verde pradera de Bayanbulak se encuentra enclavada entre cumbres nevadas: las montañas de Tianshan. El río que serpentea a través de este paraíso pastoril ramificándose en múltiples afluentes da nombre al paraje, que en mongol significa “exhuberante manantial”.

Las llanuras vírgenes de la Región Autónoma Uygur de Xinjiang son lo más parecido a una utopía que se puede conocer y ahora se han convertido en la única reserva natural de China para cisnes. Todos los años, entre mediados de marzo y el mes de abril, estas majestuosas aves acuáticas acuden a la Reserva Natural Nacional de Bayanbulak para anidar. Allí permanecen hasta finales de septiembre, cuando emigran con sus crías a climas más cálidos. 

Una de las zonas más frías 

Ma Ming, ornitólogo y exdirector de la estación ecológica de Bayanbulak, llegó por primera vez a estas praderas a principios de la década de 1980. “He visto anidar a estas elegantes aves cientos de veces y nunca me canso”, asegura. “Nuestro vínculo es cada día más fuerte”. 

En 1991, Ma y otros de sus colegas de la estación, que forma parte de la Academia de Ciencias de China, pidieron permiso a la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China para emprender un proyecto de investigación sobre los cisnes. 

La reserva se encuentra a 2.500 metros de altitud y abarca 137.000 hectáreas. “Se trata de una de las zonas más frías del país, con una temperatura media anual de -4,7 ºC. En enero puede bajar hasta -48 ºC, pero en julio, el mes más cálido, se registran 28 ºC, lo que es ideal para que aniden estas aves”, señala. 

“El río Kaidu zigzaguea y se retuerce a través de la reserva, lo que genera humedales que atraen a nuestros visitantes alados”, relata Ma. Además, puntualiza que “los cisnes no pueden volar cuando están mudando la pluma y, durante ese periodo, vivir en el agua o en los pantanos les protege de depredadores como lobos y zorros”.

Por otro lado, las praderas proporcionan abundante comida para las aves. “Su dieta se compone sobre todo de hierba y plancton, algo de lo que en Bayanbulak hay de sobra. Pasar medio año alimentándose y criando en la reserva les permite coger fuerzas para su próxima migración”, relata. 

La oficina que administra la reserva ha establecido una estación central de gestión con vigilantes, cuyo trabajo consiste en proteger a los cisnes. Tiene seis guardas a tiempo completo y otros seis durante la temporada alta, de marzo a octubre. 

Na Qing, que pertenece al grupo étnico mongol, trabaja como vigilante a tiempo completo desde 2016 y acude a los humedales entre tres y cinco veces por semana. Observa y anota el comportamiento de los cisnes, evita que haya interferencias de cualquier tipo y controla también a otras especies. 

Según cuenta, entre 8.000 y 10.000 de estas aves visitan cada año la reserva, donde nacen de media entre 2.500 y 3.000 crías. Conforme se acerca el invierno, casi 300 ejemplares se quedan atrás. Se trata sobre todo de aquellos que no tienen fuerzas para emprender vuelos de largo recorrido. El equipo de guardas esparce entonces semillas de maíz por la zona cada siete o diez días para asegurarse de que no pasen hambre.  

Tras décadas de esfuerzos individuales y colectivos, Bayanbulak se convirtió en reserva nacional en 1986. Esta zona, que también recibe el nombre de Bayinbuluke, es una de las cuatro áreas que integran Tianshan de Xinjiang, Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2013. Según Ma, este tipo de reconocimientos, procedentes tanto del ámbito nacional como internacional, ha contribuido a mejorar la gestión de Bayanbulak. Gracias a esta salvaguarda, también las aves migratorias y el resto de especies están mejor protegidas.