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El cielo de Beijing, cada vez más azul
Varios turistas visitan el Templo del Cielo de Beijing en un día despejado de noviembre. 

El cielo de Beijing, cada vez más azul

Gracias a un ambicioso plan antipolución que emprendió en 1998, la capital china ha logrado mejorar de forma extraordinaria la calidad de su aire. Los vecinos notan la diferencia
DU JUAN - 13 Abr 2022 9:35

Al regresar a Beijing  desde Nueva Zelanda por motivos de trabajo, Zhang Fan se sorprendió de lo que había mejorado la calidad del aire. “Recuerdo cómo era el olor en 2013, cuando los días de niebla tóxica eran habituales”, evoca este diseñador de efectos especiales. “La gente solía hablar mucho sobre ello, pero ya no. Ahora que se respira siempre bien, parece que ese tema de conversación ha desaparecido”. 

El 4 de enero, las autoridades municipales de Beijing anunciaron que el plan de mejora de la calidad del aire había sido un éxito rotundo. En 2021, el promedio anual de concentración de pequeñas partículas de 2,5 micrómetros de diámetro (PM2,5, por sus siglas en inglés) en suspensión en el aire de la ciudad había caído a 33 microgramos por metro cúbico, mientras que la concentración de ozono había disminuido hasta situarse en 149 µg/m3.

Un reto asumible

Para Yu Jianhua, portavoz del Buró Municipal de Ecología y Medio Ambiente de Beijing, se trata de “un hito en la dura lucha emprendida para combatir la contaminación atmosférica”. Además, significa que la ciudad ha cumplido el objetivo de calidad del aire que se contemplaba en el XIV Plan Quinquenal (2021-2025) antes de lo previsto. 

“Durante los últimos 20 años, Beijing ha demostrado al mundo que una megaciudad con un PIB en expansión, así como con creciente población, consumo de energía y número de vehículos puede reducir su contaminación de forma efectiva”, señala Yu. De hecho, “la reducción de PM2,5 de los últimos años ha superado a la de los países desarrollados durante el mismo periodo.

De acuerdo con datos del buró municipal, la media de concentración de PM2,5 cayó un 63% desde 2013 hasta el año pasado, registrando un descenso medio anual de cerca del 8%. Asimismo, la concentración de partículas inhalables con diámetros iguales o inferiores a 10 micrómetros (PM10), dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre también cayó en comparación con los niveles de 2013. En concreto, bajó un 49%, un 54% y un 89%, respectivamente. Por otro lado, en 2021 la ciudad registró 288 días con buena calidad del aire y tan solo ocho de alta contaminación. “Se trata de un logro emocionante, aunque el trabajo no ha sido fácil”, subraya Yu. 

Beijing empezó a controlar la contaminación atmosférica a gran escala en 1998, cuando emprendió un proceso a largo plazo que contempló tres etapas y muchos desafíos. Entre 1998 y 2012, las autoridades municipales se centraron en rebajar la polución procedente de la quema de carbón y las emisiones de los vehículos, así como en mejorar la calidad del petróleo. 

Entre 2013 y 2017 se adoptó un estricto plan de acción para frenar las partículas PM2,5, que contemplaba 84 puntos clave. Debido a los ajustes que tuvieron que realizar vecinos, empresas e instituciones, se trató del periodo más duro, pero dio sus frutos. 

Desde 2018, Beijing trabaja para mantener sus días de cielo azul y extender las medidas antipolución a ámbitos como el transporte. Quienes utilizan vehículos de energías renovables reciben incentivos y, a finales del año pasado, se habían construido nuevos trazados o ampliaciones en nueve líneas de metro.