Para quienes vivían en Gaofeng, tener que desplazarse solía suponer un problema. En esta aldea remota, enclavada en la densa selva tropical de Hainan, la provincia más meridional de China, un lugareño gravemente enfermo tuvo que esperar más de dos horas en 2020 hasta que llegó la ambulancia, recuerda Fu Guohua, antiguo vecino. El pueblo, rodeado de montañas, se encuentra a 62 kilómetros del núcleo urbano más próximo, en el condado autónomo de la etnia li de Baisha, al que solo se puede acceder por pistas empinadas y sinuosas.
No obstante, los 498 habitantes de la aldea, incluido el vecino de 57 años que tuvo que ser trasladado aquella vez, se han despedido de los quebraderos de cabeza que les suponía viajar. Conforme avanza la protección de la zona que envuelve al pueblo como Parque Nacional de la Selva Tropical de Hainan, los residentes se han trasladado a una nueva aldea, también llamada Gaofeng, que se encuentra a 3 kilómetros de Baisha, la cabecera municipal. Es una de las medidas que se han tomado para reducir la actividad humana y salvaguardar mejor el terreno.
Lo que hoy es parque nacional se encontraba antes bajo 19 jurisdicciones de protección independientes. No obstante, a pesar de que las diferentes áreas estaban custodiadas de forma separada, las zonas bajas que se ubicaban entre ellas quedaban al descubierto. Además, esas intersecciones albergaban precisamente más especies que otros sectores de la selva. Tras haber permanecido un largo período habitadas por humanos, buena parte de su vegetación tropical y monzónica había desaparecido. Sus hábitats se habían desconectado, dejando el ecosistema de la selva fragmentado.
Desde que se reubicó a las personas que vivían allí y se restringieron sus actividades, los bosques húmedos de Hainan han empezado a recuperarse. A ello han contribuido también otras medidas de saneamiento. Aunque las selvas tropicales tan solo cubren alrededor del 6% de la superficie terrestre del planeta, son clave para la conservación de la biodiversidad. Después de todo, dan cobijo al 80% de las especies de las que se tiene conocimiento en el mundo. En China se encuentra el 0,2% de este tipo de bosques y, dentro del país, la provincia de Hainan es la que concentra la mayor superficie de ellos, un tercio de los de toda la nación. Además, son los que mejor se conservan. Teniendo esto en cuenta, no sorprende que el de Hainan fuera uno de los cinco primeros parques nacionales creados por China para proteger mejor la biodiversidad, según anunció el país en 2021.
En octubre de ese año, el presidente Xi Jinping se dirigió a la Cumbre de Dirigentes de la 15ª Reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica. “Con el objetivo de proteger mejor la biodiversidad, China está acelerando la creación de un sistema de zonas que toma los parques nacionales como base”, señaló. Según indicó Xi, los primeros cinco parques nacionales del país suman 230.000 kilómetros cuadrados de tierra firme protegida y albergan casi el 30% de las especies salvajes terrestres que hay en China.
Mandato de la naturaleza
El de Hainan ocupa en total 4.400 kilómetros cuadrados, cerca del 14% de la isla, y cubre el 95% de las selvas vírgenes que hay en ella. Este parque, uno de los 34 puntos clave de la biodiversidad mundial, cobija 3.653 especies de plantas vasculares salvajes, el 11,7% de todas las de este tipo que hay en China. También es el único hábitat que existe del gibón de Hainan, el primate en mayor peligro de extinción del planeta.
A finales de 2022, cuando se completó el realojo de los antiguos vecinos, sus edificios fueron demolidos y devueltos a la selva. Además, se ha creado un sistema de supervisión inteligente para restringir la presencia humana y poder gestionarla mejor. A Fu, que trabaja ahora como guardabosques donde antes solía vivir, le encanta observar cómo la vegetación y los animales colonizan el terreno. “Nunca había visto mi tierra natal tan hermosa”, asegura.