Diversos expertos internacionales en clima y energías limpias aplauden la intención de China de alcanzar un desarrollo bajo en emisiones de carbono, un objetivo expresado en la tercera sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
Belinda Schaepe, analista de las políticas del país asiático en el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, ubicado en Helsinki (Finlandia), afirma que el anuncio envía un potente mensaje sobre clima y energía, al tiempo que enfatiza el compromiso de China con un modelo de crecimiento sostenible y bajo impacto medioambiental.
De acuerdo con el comunicado emitido tras la sesión, el país se esforzará por reducir las emisiones de CO2, perseguir un desarrollo ecológico y luchar activamente contra el cambio climático.
Según Schaepe, este anuncio eleva el compromiso ecológico de China a un nuevo estadio, lo que podría allanar el camino para que cumpla sus ambiciosos objetivos de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) de cara a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las NDC son los compromisos que asume cada país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a que se alcancen los objetivos del Acuerdo de París.
En opinión de Schaepe, la última sesión plenaria confirma el reciente cambio que se ha producido en las políticas del país: China ha pasado de centrarse en la intensidad energética a reducir su huella de carbono. “Está siguiendo un buen camino”, señala. “Se va acercando a la reducción de carbono posterior al pico”. Según la experta, el Comité Central del PCCh puso el acento en el papel de las fuerzas productivas de nueva calidad como base del futuro crecimiento de China, en especial las nuevas industrias energéticas.
Con el objetivo de incentivar un desarrollo bajo en emisiones, el Gobierno tiene previsto aplicar diversas políticas fiscales, tributarias y financieras, así como normativas que regulen las inversiones y la fijación de precios. “Este apoyo sostenido a la industria favorecerá todavía más al sector nacional de las energías renovables y podría acelerar la transición del país”, opina Schaepe.
Asimismo, destaca que el Gobierno chino se ha propuesto mejorar las contrataciones públicas relacionadas con la ecología y perfeccionar su sistema de impuestos medioambientales. “Si se implementan bien, estas medidas podrían transformar los sectores de altas emisiones, como el del acero, y acelerar la descarbonización de la industria pesada”, subraya Schaepe. Además, considera que el sector del acero podría haber alcanzado un punto de inflexión, ya que en el primer semestre de 2024 no se concedieron nuevos permisos para plantas siderúrgicas a base de carbón, un gran paso para reducir la contaminación.
Por otro lado, la analista celebró los planes de China para mejorar tanto su contabilidad de carbono como sus sistemas de certificación. “La previsión de incluir los sectores del aluminio, el cemento y el acero dentro del mercado nacional de carbono abre la puerta a disminuir más rápido las emisiones de estas industrias”, señala.
Gran capacidad
Paul Dorfman, profesor visitante de la Unidad de Investigación de Políticas Científicas de la Universidad de Sussex (Reino Unido), también elogia los logros cosechados por China en el sector de las renovables. “Está claro que conseguir el cero neto dependerá en gran medida de ellas”, afirma. “Son buenas noticias para el país, ya que consolida su posición como líder mundial en el desarrollo de energías renovables. En estos momentos está construyendo plantas que le permitirán tener el doble de capacidad para producir energía solar y eólica que el resto del mundo junto”, recuerda.
En 2023, China instaló más unidades de energía solar que en los tres años anteriores juntos. Solo en la primera mitad de 2024 creó plantas con capacidad para generar 100 gigavatios de este tipo de energía. Según el experto, si el país pone en marcha todos los proyectos destinados a uso público que tiene previstos, su capacidad instalada de energía eólica y solar podría alcanzar los 1.200 gigavatios a principios de 2025.