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Puentes para el diálogo

Puentes para el diálogo

La relación que España mantiene con China no solo resulta positiva desde un punto de vista comercial. Según el autor, también puede convertirla en un referente diplomático dentro de Europa
PEDRO BARRAGÁN - 11 Jul 2025 8:00

En las últimas décadas, España y China han creado un firme vínculo basado en el comercio, las inversiones y la cooperación cultural. Desde que establecieron relaciones diplomáticas en 1973, ambos países han estrechado lazos mediante acuerdos, visitas de alto nivel y programas de intercambio. Sin embargo, el actual contexto internacional, marcado por la renovada rivalidad de Estados Unidos con el país asiático y las continuas tensiones comerciales de este con la Unión Europea, genera una situación inédita que tanto China como España deben abordar.

Gracias a las relaciones que mantienen, los dos países han conseguido importantes logros. En 2023, el comercio entre ambos supuso más de 48.580 millones de dólares (43.330 millones de euros), una cifra que creció un 3% más en 2024. Todo ello demuestra el peso de esta asociación. De hecho, el país asiático es el mayor socio comercial de España fuera de la UE y diversos artículos españoles de calidad, como el aceite de oliva, el vino y los productos cárnicos, son muy apreciados en el mercado chino.

Empresas españolas como Inditex, Banco Santander y Gestamp han encontrado en China un entorno empresarial dinámico y lleno de oportunidades. En el plano cultural, la presencia del Instituto Cervantes es cada vez mayor y la demanda de clases de español crece a toda velocidad, lo que refleja que hay un verdadero interés por acercarse a España.

La visita oficial que realizó a China en abril el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, supuso un punto y aparte en las relaciones bilaterales. Su encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, confirmó que existe un compromiso por parte de ambos para aumentar la colaboración en materia económica, impulsar inversiones recíprocas y cooperar en ámbitos como la transición energética y la innovación tecnológica.

En el contexto de rivalidad internacional que ha generado Estados Unidos, la Unión Europea y China han visto en el desarrollo sostenible un campo clave en el que colaborar de forma estratégica. Ambas potencias promueven iniciativas conjuntas relacionadas con las energías renovables, la eficiencia energética o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. España, como miembro de la UE que mantiene una relación estrecha con China, ha ampliado su colaboración con el país asiático en economía verde, desarrollo de tecnologías limpias y agricultura sostenible. En 2025, instituciones chinas y españolas firmarán nuevos memorandos de entendimiento para facilitar transferencias tecnológicas en energía solar e impulsar proyectos de movilidad eléctrica.

Además, España y China colaboran para promover la economía circular a través de programas conjuntos de investigación y desarrollo destinados a mejorar la gestión de residuos y el uso eficiente de recursos naturales. Esta estrategia común no solo aborda la urgente necesidad de luchar contra el cambio climático, sino que refuerza una agenda que permite a Europa y China colaborar de forma constructiva a pesar de las tensiones geopolíticas. Sirviendo de puente para facilitar el diálogo y la cooperación, España consolida su posición como interlocutor fiable, así como su compromiso con una economía baja en carbono y un crecimiento internacional más sostenible y equitativo.

En paralelo, ampliar la colaboración en sectores estratégicos, impulsar acuerdos en ciencia y tecnología, potenciar intercambios culturales y buscar la internacionalización de pequeñas y medianas empresas resulta clave para que España y China refuercen y consoliden a largo plazo sus vínculos económicos y sociales.

Además de llevar a cabo estas iniciativas, España puede impulsar un acercamiento justo y constructivo hacia China desde dentro de la UE, que se aleje de confrontaciones y apueste por limar las diferencias del panorama internacional a través del diálogo. Para ello, España debe abogar por un multilateralismo inclusivo, defender sistemas respetuosos basados en reglas y apostar por organismos internacionales, como la Organización Mundial del Comercio, el G-20 o Naciones Unidas.

Asimismo, tiene la posibilidad de impulsar en Bruselas iniciativas que fomenten el entendimiento y la colaboración en temas como el cambio climático, la salud mundial y la transformación digital, de forma que se busquen sinergias con China en vez de antagonismos. También puede promover foros de diálogo entre Europa y Asia que exploren nuevas formas de colaborar en inversiones, infraestructuras y tecnología. Si actúa para propiciar consensos, España podría reforzar su liderazgo diplomático, contribuir a equilibrar la visión que se tiene de los pactos con China y afianzar colaboraciones estratégicas a largo plazo en las que ganen todas las partes.

España y China han conseguido grandes logros y su objetivo ahora debería ser evitar verse arrastradas por el clima de confrontación que domina el panorama internacional. España ha de aprovechar la oportunidad para reforzar vínculos que apuesten por el respeto mutuo, la colaboración económica y el intercambio cultural. Apostar por China significa entender que el futuro se basará en el multilateralismo.

Pedro Barragán es economista y asesor de la Fundación Cátedra China. Esta es una versión traducida y resumida de un artículo originalmente publicado en ‘China Daily’, que no comparte necesariamente las opiniones expresadas por el autor.